El lobo se vestía con piel de cordero y el rebaño consentía el engaño
A medida que amanece, mi día se va llenando de actividad. Voy en metro y no paro de ver propaganda política, cosa que me lleva a reflexionar hasta llegar al trabajo. Mi imaginación va más allá. Me doy cuenta de que “el lobo que se viste con piel de cordero” son esos políticos habilidosos que nos presentan una imagen amigable y promesas atractivas, pero, en realidad, su intención es aprovecharse de nuestra confianza.
Lo peor de mi imaginación es que el rebaño, nosotros, el pueblo, ha consentido este engaño durante demasiado tiempo. Nos hemos dejado llevar por discursos seductores y promesas de cambio que, lamentablemente, se desvanecen una vez que estos políticos alcanzan el poder.
Dejando la imaginación de lado, hagamos preguntas difíciles, exijamos respuestas claras y evaluemos a los políticos no solo por sus palabras, sino por sus acciones y resultados.
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