Sobre los filtros
Dicen que las plantas son filtros que nos depuran el ambiente librándonos de ciertas toxinas que nos fuñirían la salud. Los riñones, el hígado y el colon son filtros que traemos instalados de fábrica.
O sea, todos ellos, escudos que nos protegen de kakas malignas. Aunque lamentablemente, no del todo, evidentemente. Todos estos escudos antikakas que he nombrado son competencia de la naturaleza.
La vaina es otra cuando estas competencias, en virtud de su origen, no son naturales, sino mentales. Es decir, no las ha patrocinado la naturaleza, son paridas del ser humano y, claro, lógicamente han de ser manejadas por su creador. Y esa no es solo la mamá, es toda la familia del cordero.
Porque resulta que el creador ha venido, y sigue, ¡y para seguir!, desarrollando esta labor cribando detrás p’alante. Ha comenzado por el tamiz más fino. Durante un tiempo lo mantuvo, según, obligado, pero, en cuanto se consideró liberado, desmadrado ¡a cambiarlo por malla de gallinero! Que ahí mismo le resulto muy tupido. Lo mismo que el siguiente que se buscó. Y el siguiente. Y el siguiente... Y, considerando, siempre, demasiado lo que no permitía pasar, pues, hala, ¡pal coño semejante mojigatería!
Yo ya no hallo dónde refugiarme para de tanta basura librarme.
Los partidos del Madrid, mi refugio preferido para un par de horas entretenido, se han convertido, muchas más de las dos que dura el encuentro, en verdadera penitencia que me amarga la existencia.
Aderezan el pre colgando un muñeco de Vinicius en un puente. Su autobús es recibido como un tanque ruso en Afganistán. Si los jugadores consiguen llegar indemnes al estadio, a Mestalla por ejemplo, en las tribunas 50.000... “aficionados” que... Si no vieron el “partido” en directo pueden verlo en diferido y “disfrutar” con lo ocurrido. En las tribunas y en el terreno de juego, donde, claro, con el precedente del puente, el Vini convertido en piñata... Leña al “mono”. ¡Y que no se defienda! Porque le saco la roja.
Y si es en el pos... Mejor me callo.
Como la justicia tiene los ojos vendados...
Total, que, a día de hoy, totalmente liberados de obsoletos cribados, no sé qué será peor, que te atropelle un camión o que te arrolle un mojón.
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