Hoy estoy tupíu

25 de Mayo del 2023 - Marino Iglesias Pidal (Gijón)

Esto del “tupíu” no es realmente mío. Se lo oía con frecuencia a un paisano con el que, hace cuarenta años, coincidí a la vera del Caroní. “Esti carajo está tupíu”, decía él con frecuencia, asociando la estrechez de la frente con la anchura de los impedimentos para los pensamientos. Me hizo gracia y se me quedó.

Bueno, pues así tomé yo conciencia del día de hoy, “tupíu”.

Duermo poco. Hoy desperté a las tres. Vuelta y vuelta y que no. A las cinco ya no me daba para seguir intentándolo. Así que me dije, me afeito, me ducho... y me pongo a escribir alguna güevonada. ¿Sobre qué?

Piensa y piensa y que no. Ahí es donde me di cuenta que estaba “tupíu”.

Coño, pues a ver si sentado frente al teclado...

Sentado al teclado, desesperado. Porque, mientras desayunaba, más de una idea me acosaba y, ahora mismo, ni de una puñetera consigo acordarme.

Los estragos de la vejez son terribles. De ahí que lo de vivir...

La expresión vivir, como vida, tienen más de una acepción. Sí si consideras que respirar es sinónimo vivir. Pero si te haces esta consideración es que eres un ser humano, con todo lo que esto significa. Y, siendo un ser humano, al hacerte esta consideración, pones, como a mí me ocurre, en marcha una serie de consideraciones al respecto.

La primera. Para darle al vivir la consideración de vida no basta, ni mucho menos, con respirar.

Yo creo que comencé a vivir... entre los ocho y los diez años. Cuando quería meterme en la cama temprano para soñar, despierto, con la muchachita de cabello dorado y ojos azul turquesa que me traía por la calle de la amargura. Me la encontraría a la salida de la escuela. Me sonreiría como siempre, pero tan de cerquita como nunca...

Dejé de vivir cuando dejé de soñar despierto y comencé a temer hacerlo dormido.

Aparte la consideración, biológica, podríamos decir, de que, desde el nacer al morir, lo que llamamos vivir es ir perdiendo la vida, para mí, vivir es acostarse pensando que el día de mañana puede ser mucho mejor que el de hoy.

Cuando ese pensamiento ya no es razonablemente plausible, y das por bueno el que mañana no sea mucho peor que el de hoy… lo que discurre a partir de ese momento es la vida, pero no lo que yo llamo vivir.

Cuando vives puedes elegir si seguir con el pensamiento que ha venido a tu cabeza, o desecharlo en busca de otro mejor. Cuando ni lo intentas, elegir porque, si aciago es uno, lo más probable es que el siguiente lo sea aún más... Pues eso, respiras y todo lo demás que a tu escoñetado cuerpo se le ocurra. Y eso será la vida, lo que media entre el nacer y el morir. Nada que ver con lo es para mí vivir: Ser dueño de tus sueños y no que ellos sean tus dueños.

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