Periodistas "silenciados"
Se están prodigando con demasiada frecuencia las ruedas de prensa sin preguntas. ¿Para qué va entonces un periodista a una rueda de prensa si no puede preguntar? Es obvio que para el poderío hay cuestiones de las que no quieren hablar, preguntas a las que no quieren responder y para eso la mejor solución es eliminarlas. La culpa de que esto suceda, de que esto se permita, es de los medios: agencias, periódicos, radio, televisión. De todos, lo consienten y se callan. Ignoro si existen ya las asociaciones de la prensa y si es así me pregunto: ¿para qué están? Tal vez se pueda entender que para doblegarse ante el poder. Me da igual que ese poder sea político, judicial, económico o religioso. Si, por el contrario, no acudiese un solo periodista a esas ruedas de prensa, mítines en muchos casos, ya veríamos qué pasaba. Hemos de suponer que el medio, aunque reciba la comunicación detallada del convocante, no la reproduzca o, al menos, la resuma a lo indispensable. A los periodistas habría que decirles que o se espabilan o desaparecen. No son necesarios para actuar de recogedores de información prescrita, recadistas de los mensajes del poder, transportistas de relatos interesados. Observamos que muchos periodistas lo que hacen es interpretar a su modo y manera, ya que como no preguntan tienen que "suponer y opinar" sobre lo que no ha respondido el poder. También se observa en algunas ruedas de prensa, de los distintos gobiernos, que hay medios y periodistas vetados y el resto lo tolera. "Que se joroben", por no decir el taco. Cuántas veces en España se usa lo de "libertad de expresión", pero para algunos se refiere a "mi libertad" y no a la de los demás. Es muy triste a su vez, finalmente, que haya medios y periodistas llamados "afines", por no decir "comprados", a determinadas ideas políticas, me da igual el signo político que sea. El periodista ha de ser independiente, honrado, estricto y objetivo con sus informaciones, puede tener sus ideales propios, cómo no, pero no debe contribuir a tergiversar la realidad.
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