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Transformar España..., o perderemos toda oportunidad.

29 de Noviembre del 2010 - Carlos Muñiz Cueto (Gijón)

La fundación Everis declara su deseo de Transformar España. Esta declaración nos recuerda la necesidad que tenemos de convertirnos en una bandada de estorninos «con múltiples centros de gravedad». Ya no vale nuestra consabida bandada de gansos con «un centro de gravedad único», ése que el Estado actual quiere ocupar con su poder y la compra de votos a través de subvenciones que le faciliten la gobernabilidad: subvenciones a empresas, sindicatos, instituciones, centros colaboradores, fundaciones, ayudas a renovables, a adoquines para calles peatonales, al carbón, al museo del chacolí, a la dependencia... Por eso este régimen partidista debería dar paso a uno más democrático de listas abiertas e igualdad de voto. Pero ahora nuestro problema es la competitividad, y mi abuela de la aldea lo tendría claro: es necesario traer dinero a la casa yendo a vender al mercado de la villa y, para que te compren, lo que vendes ha de ser bueno bonito y barato, y rebajar el precio hasta venderlo todo. Pero así: vendiendo barato, reunir dinero para pagar deudas se hace costoso, y exigirá mucha más producción y ventas. Si encima seguimos comprando fuera más que vendemos... Habrá que pasar necesidades y producir más. Pero esto último no se logrará con un 20% de desempleados como si no necesitásemos su esfuerzo. ¡Es el momento de dinamizar a los emprendedores! Personalmente pensaría que si todos los ingresos que se dedican a los fines antes descritos para mantener el poder y los votos de un partido, se invirtieran en los ciudadanos a modo de renta básica universal, podríamos deducir ésta de la masa salarial de las empresas [sin cambiar los ingresos individuales] produciéndose así una deflación de los salarios a cargo de las empresas; por lo que éstas serían más dinámicas, e incluso facilitaríamos la aparición de pequeñas empresas financiadas a modo de microcréditos mensuales con tal renta [créditos muy útiles en países que podríamos ser nosotros dentro de poco]. «Debemos ubicar al ciudadano en el centro», nos dicen, luego hay que olvidar subvenciones a entidades, colectivos y/o empresas, y primar sólo a los individuos. Pero como la renta básica no va a producirse; igual hay que ir a una reducción de costes en las empresas con una deflación salarial directa como la de los funcionarios. Ahora bien, de producirse esta deflación salarial, habría que compensarla con una bajada de impuestos a las rentas más bajas [incluso liberarlas de ellos] y una subida a las más altas en el IRPF, mientras, se buscaría reducir impuestos y gastos a las empresas para que empleen trabajadores nuevos e inviertan en investigación y tecnología. Pero, como ya lo veo venir, en vez de renta básica universal aparecerán aprendices trabajando en las empresas a cargo del Estado con los AASS metidos en la harina participativa, se produciría así el mismo descenso de la masa salarial en las empresas con cargo al Estado, pero no sería por medio de una renta básica universal, sino condicional a aquellas empresas y trabajadores afines, para seguir explotando a los más jóvenes [como hasta ahora] y a los más viejos que no se jubilarían quedando como «senior» o maestros y sin tocar a los intocables liberados. [El que pueda hacerlo que lo haga, el que no que lo enseñe y sino: ¡libérate!]

Los procesos automatizados y los robots son primordiales para conseguir competitividad y valor añadido, por ello es indispensable una FP permanente de carácter ocupacional para el empleo que ponga en valor las capacidades tecnológicas. Necesitamos una formación de postgrados en el campo de las ocupaciones, no se puede seguir considerando a esta formación como algo paralelo a la FP inicial [tanto a la FP inicial de los niveles del EEES, como del inferior]. ¡De ninguna manera es paralela a nada! Pues es el postgrado en la especificidad de las ocupaciones. Existe demasiada ignorancia al respecto en este país; un país que incluso niega su existencia y contenido para el aprendizaje permanente; una ignorancia que en estos últimos treinta años ha producido falta de productividad y competencia. Tampoco es algo que se pueda enseñar sin estructura formativa en el puesto de trabajo como pretenden ciertos interesados en el estatuto del aprendiz. Digamos ¡sí!, al estatuto de aprendiz, y para todos los [ocho] niveles profesionales, pero a partir de una FP para el empleo por ocupaciones. Se debe acabar con todos los centros colaboradores, subvenciones y ayudas a empresas o entidades, que, como centros privados, deben tener su propia financiación. Y, desde luego, ni un euro para un estatuto del aprendiz que no parta y provenga de una FP para el empleo de carácter ocupacional pública con los medios propios del Estado [por cierto: el INCUAL debe poner en el centro de todo su trabajo a la ocupación laboral, o sino, no sirve para nada de cara al empleo, y nada de lo que ha hecho hasta ahora tiene en su centro a la ocupación] Insisto, no podemos incurrir de nuevo en menospreciar la necesidad de formación específica a nivel de ocupaciones o de la profundización en tecnologías específicas de ellas. Además, si el Estado debe invertir en un servicio público, lo hará a través de sus funcionarios y su función. El funcionario es independiente, y su objetivo es servir al ciudadano; los demás entes tendrán sus intereses y en ocasiones éstos habrán sido espurios a su propio fin formativo: ¿puede el fontanero de Ribavilla enseñar fontanería a sus conciudadanos? Algo que nada tiene que ver «con una evolución desde una sociedad de personas hacia una sociedad de talentos», pues se ha olvidado del «modelo productivo objetivo que debería haberse adoptado para afrontar los nuevos retos y necesidades», ese modelo formativo e innovador menospreciado hace treinta años. No podemos permanecer en el mismo error. Transformar no es acabar parado en el mismo sitio.

Las guerras mundiales del siglo XX han continuado por otros medios: «De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas» [Isaías]. Sus guerreros construyeron robots [mientras otros memorias]. Los países con más robots [Japón 30 robots por cada mil habitantes y Alemania 20] han hecho los deberes, no existen milagros sino robots. En los otros [que no se han preparado ni formado a su gente para esos procesos productivos] sus ciudadanos manufactureros medirán su competitividad con robots que no cobran salarios [y en Japón y Alemania también ocurrirá, pero tendrán el producto y su riqueza]. Y todo por no apostar por el conocimiento industrial y tecnológico. ¡Sigan menospreciando a la formación ocupacional de carácter específico en tecnologías! [Hace más de treinta años en cada uno de los centros de formación del SEAF-PPO había varias aulas de automatización: Oleohidráulica, Neumática, Electrónica e Instrumentación. Ahora ya no, y apenas se imparten tales conocimientos, y, cuando se hace, no importa ya donde, no existe la misma pretensión de profundizar en el conocimiento específico].

P.S.: Mi hermano me decía en los setenta del siglo pasado en referencia a Alemania: «Chico nos sacan 20 años». Luego en los noventa: «Con todo lo que hemos prosperado, ahora nos sacan 40». Mi hermano ahora ya no hace comparaciones. Y es que en España hervir el agua hierve pero el café no sale.

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