Ángeles Rodríguez, alias «Pam», lecciones de epicureísmo
El Gobierno que se prevé debe parar la nueva ley de enseñanza antes de empezar el nuevo curso. Pues son claros los principios que se quieren imponer, según los destacados miembros del Ministerio de Igualdad: los alumnos no tienen por qué esforzarse en estudiar, pues el fin de la vida es el placer, recordando la antigua filosofía epicúrea.
Los que pasamos aquellos tiempos de la escuela, recordamos el esfuerzo que nos exigieron en nuestros primeros años de estudios, con aquellos desvelos para superar las cuatro reglas, los cursos de Latín, Griego, Historia y, además, las Matemáticas. Había que aprender todas las asignaturas para pasar de curso, y te convencían que era necesario para estudiar todo lo que venía después. Y no solo en el colegio, sino también en casa te insistían que era un conocimiento necesario para formarte y esperar un futuro halagüeño. Han cambiado los tiempos, en la enseñanza de hoy no hace falta nada de eso, si suspendes tu padre se va a encargar de enfrentarse con el profesor, no contigo, para exigir que te declare apto para seguir adelante y obtener un título que va a servirte de muy poco. Lo que importa para nuestros políticos es deleitarse.
El plan de los nuevos estudios ya los anunciaba la incomparable filósofa Rodríguez «Pam», «secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género», al señalar cuáles son las materias de estudio: en primer lugar, unas Matemáticas con perspectiva de género, que deben ser distintas de las clásicas que estudiábamos. Lo que me lleva a preguntar, ¿cómo se va a convencer a los pobres alumnos de cómo es el carácter machista del número pi? A lo sumo, se podrá distinguir entre números pares e impares, pero demostrar la diversidad de género de los números primos, no lo veo claro. «Pam» nos advierte que no hace falta estudiar Matemáticas. ¿Si no, para que se inventaron las calculadoras?
Es urgente corregir las bases de los proyectos de enseñanza que propone la inefable «Pam». En algunas manifestaciones ha declarado las orientaciones que han de tener los nuevos estudios, ofreciendo las siguientes perlas: «En el colegio aprendemos a hacer raíces cuadradas, pero no enseñan que el consentimiento es un elemento clave en las relaciones sexuales», o «no sé, si a ti te habrán servido las raíces cuadradas, a mí no».
Sumario: La nueva propuesta de enseñanza de las Matemáticas como ejemplo de una educación equivocada
Destacado: Como licenciada en esta filosofía precisa los conceptos morales del bien y del mal, teniendo claro que lo bueno es lo placentero y lo malo lo doloroso, por lo que conviene no proponerse ningún esfuerzo
Menos mal que estudió Filosofía, convencida de que no sirven para nada las Matemáticas. Pero, ¿qué Filosofía estudió? No a Pitágoras, considerado el primer matemático puro, y que contribuyó, de manera significativa, al avance de la matemática helénica, la geometría y la aritmética, derivadas de las relaciones numéricas, y aplicadas, por ejemplo, a la teoría de pesos y medidas, a la teoría de la música o a la astronomía, y formuló principios que influyeron tanto en Platón como en Aristóteles y, de modo más general, en el posterior desarrollo de la matemática y en la filosofía racional en Occidente. Entonces, ¿en qué Filosofía se licenció la sublime «Pam»?
Derivada de esa enseñanza griega encontramos las matemáticas «como expresión del pensamiento abstracto», y todo lo que comporta su conocimiento para el desarrollo de la cosmogonía de Galileo, los teoremas de Newton, la física de Einstein y los autores modernos que han dado lugar al avance actual de la ciencia. Y la señora «Pam», si se licenció en Filosofía debería conocer a Platón, cuando a la entrada de su Academia puso: «Nadie entre aquí sin haber estudiado geometría», que está dentro del área propia de los estudios de Matemáticas.
Con estos antecedentes, es evidente que, para «Pam» y su entorno, todo el estudio de las Matemáticas debe ser puro machismo, y, conforme al programa de las feministas del Ministerio de Igualdad, a los niños hay que enseñarles mucha perspectiva de género, dejando para otros las bases del conocimiento, por lo que cuanto más ignorantes sean los jóvenes mucho mejor para una tiranía comunista. Y quien quiera estudiar las cuatro reglas, sepa que la regla chachi de la filósofa «Pam» es la de la sensualidad, sin esfuerzo.
Ahora bien, lo que se debe enseñar en las escuelas, según la señora «Pam», en lugar de las raíces cuadradas, que no sirven para nada, es el concepto de consentimiento, y que la mujer ha de lograr el máximo placer. Aunque, muestra no saber que el consentimiento se ha desarrollado precisamente en toda la evolución del derecho, pues es la base de las actuaciones personales, en orden a la organización de la sociedad, no solo, como ella dice, en orden a las agresiones sexuales, y dirigido a la calificación de todos los hombres, como agresores.
Sin duda, asimiló bien la metafísica materialista de Epicuro, y una epistemología empirista, que le lleva a una ética hedonista. Como licenciada en esta filosofía precisa los conceptos morales del bien y del mal, teniendo claro que lo bueno es lo placentero y lo malo lo doloroso, por lo que conviene no proponerse ningún esfuerzo. Su razonamiento moral es muy sencillo, no hay más que calcular las acciones en los términos de placer y dolor. Por lo que el objetivo fundamental de la vida, para ella, es evitar el dolor y dirigir la vida a gozar del máximo placer. Sobre esto no ha advertido «Pam» que pasarse en el goce del placer produce dolor, por lo que debería enseñar que el placer se ha de ejercitar con medida para que no llegue a perjudicar con dolor a la persona. ¡Filosofía feminista que no va a llegar muy lejos!
Los nuevos aires que se ven en el horizonte político deben corregir inmediatamente, ya para el curso que empieza en septiembre, toda la programación ideológica y volver a la enseñanza de tan larga tradición.
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