Mesa electoral sí o sí
Claro está que no hay mayor manifestación de la salud democrática que unas elecciones. Tan cierto como afirmar que la pluralidad ideológica y la alternancia de los componentes de la mesa electoral favorecen la ausencia de posibles maquinaciones políticas.
Por otro lado, España es el país de la Unión Europea con mayor tasa de desempleo. Infinitas colas se generan diariamente en las diferentes sedes del Inem.
En congruencia con estas realidades, me surgen algunos interrogantes, ¿dónde radica la necesidad de obligar a un ciudadano a formar parte de la mesa electoral? ¿No sería más coherente, teniendo en cuenta que esta función está retribuida, dar la opción antes a la gente desempleada? Yo misma, como docente, y por tanto con periodos de descanso privilegiados respecto a la media, acudiría como voluntaria. No así un autónomo que no puede permitirse ausentarse de su trabajo y/o descansar el día siguiente, trabajadores con horarios interminables o personas ya han acudido en ocasiones anteriores cuando de por sí ya hubieran rehusado.
Próximamente se nos presentan unas nuevas elecciones, esta vez nacionales. Sumando a la reflexión anterior, multitud de vacaciones ya programadas.
¿Es momento entonces de comenzar a pensar pretextos que permitan rehuir una posible convocatoria o mejor reformulamos la normativa actual?
El cambio sustentado en el autoconocimiento y la autocrítica es una de las bases de la evolución humana, y también social.
Laura Díaz Barreiro
Oviedo
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