Queriendo y sin querer
Porque quiero lo iré sabiendo y sin querer me lo harán saber.
Se acabó la Liga y se acabó el Gobierno. Me entretendré siguiendo los posibles fichajes del Madrid y me asquearé con los fogonazos políticos que me pillarán a traición.
Venga quien venga al Madrid, con unos más, con otros menos, porque los hay muy buenos y buenos para escoger, si llegó allá, veré con ilusión arrancar la próxima competición. Qué más se puede pedir.
Venga quien venga al Gobierno, con unos menos y con otros lo siguiente, porque los hay malos y lo siguiente de malos, si llegó a ver, ni la curiosidad me va a entretener.
Con luchadores siempre se puede jugar para ganar. Con contemporizadores y amedrentados, a esperar pobres resultados.
Una vez más reitero lo evidente, cada ser humano es diferente. Sin embargo, algunos parecen salidos de la misma cadena de montaje. Lo cual no quiere decir que, inequívocamente, vayan a salir todos iguales. Yo compré hace... coño, no sé, digamos unos cuarenta años, el Ford más barato de la marca, ¡una maravilla! Unos años más tarde, hasta los modelos más caros eran una basura, no tardaban más de seis meses en pasar aceite. Pero, lo normal, es que salgan muy parecidos o igual.
He visto a Rajoy y veo a Feijóo. Ojalá que el segundo resulte como el Fairmont que yo compré. Tendría que verlo para creerlo.
Pero, queriendo, veré al Madrid en la próxima Liga, me hace ilusión. El próximo Gobierno, por fuerza, lo tendré que ver, desde luego sin querer y con bastante más desazón que ilusión.
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