Expulsiones con complicidad internacional
El régimen feudal marroquí sigue expulsando del Sahara Occidental ocupado a quienes lo visitan, sean abogados, defensores de los derechos humanos, periodistas, e incluso representantes de instituciones europeas.
La parte del Sahara Occidental ocupado por Marruecos es posiblemente el rincón del mundo más cerrado a las visitas de cualquier persona, que no sea del agrado de la despótica dictadura marroquí.
Estos días atrás les tocó el turno a las abogadas Inés Miranda y Dolores Travieso, miembros de la Asociación Internacional de juristas por el Sahara Occidental, que viajaron en misión de supervisión, ante las reiteradas denuncias de la población saharaui, por las constantes y sistemáticas violaciones de los derechos humanos que practican las autoridades de ocupación marroquí
Esta vez las afectadas por la expulsión no son observadores a título personal, se trata de una delegación acreditada por el Consejo General de la Abogacía Española (CGAE).
Esta actitud irracional me trae el recuerdo de un 8 de junio de 2005 en el que varios diputados autonómicos, concejales y un servidor, en representación de la Asociación Asturiana de Amistad con el Pueblo Saharaui viajamos de Tenerife a El Aaiún ocupado y corrimos la misma suerte. No dejarnos ni siquiera bajar del avión.
Previamente habíamos informado al Ministerio de Exteriores del pretendido viaje y la misma víspera de la salida del avión se nos remite una carta en la que se sostiene: “Las autoridades marroquíes, como potencia administradora del Sahara Occidental, no se han comprometido a autorizar ninguna otra delegación por el momento...” y continuaba la misiva: “Este Ministerio considera que cualquier otro intento como el que anuncian podría obstaculizar la puesta en marcha del acuerdo alcanzado para la próxima visita de la Delegación del Parlamento español, por lo que no considera oportuna dicha visita en las fechas anunciadas”.
Como se desprende, la actitud del entonces ministro de Exteriores, Sr. Moratinos, era inaceptable e inadmisible ya que Marruecos ni era ni es una potencia administradora como calificaba el Ministerio.
El vuelo se produjo y las consecuencias quedan expuestas.
Nos esperaban en el aeropuerto con una pancarta en la que se leía: “Sí a la Amistad entre España y Marruecos. No a la injerencia en los asuntos internos”. Claramente no éramos bienvenidos, al igual que todas y cada una de las delegaciones que viajaban con los mismos fines. Así entienden nuestros vecinos los principios democráticos más básicos como poder viajar con libertad.
Lo tremendo de ese despotismo “ilustrado” es la impunidad con que actúa el régimen marroquí frente a todos los observadores internacionales que viajan al territorio ocupado y lo que es peor aún, el silencio cómplice de los organismos internacionales y particularmente del Ministerio español de Exteriores.
Este doble rasero y este comportamiento indigno del organismo encargado de ser neutral y de solucionar los conflictos internacionales dejan maltrecho y malparado el papel de mediador de las Naciones Unidas y de las potencias que deciden los designios mundiales.
Es igualmente inadmisible que en el siglo XXI la ONU y su Consejo de Seguridad consientan y oculten las sistemáticas violaciones que sufre la población saharaui en la zonas ocupadas por Marruecos y permitan que un régimen dictatorial, como el Majzen Marroquí, actúe impunemente vetando y expulsando a todo tipo de observadores internacionales incluido el Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas y otros funcionarios que representan a la ONU.
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