Acoso escolar
Es historia pasada, presente y siempre cuando llega el futuro, repetida. Son relatos reales, con protagonistas reales y consecuencias reales. Es problema planteado, drama acaecido, tragedia sufrida, siempre en bucle y nunca solucionado. Hablo del acoso escolar, característica extrema de la violencia escolar, responsabilidad de todos -también mía y también tuya-, menos de las víctimas.
Es el triángulo de las Bermudas donde interactúan y desaparecen víctimas, acosadores e instituciones. Las víctimas por miedo callan. Los acosadores se esconden en la valentía cobarde de la manada. Las instituciones, familia, centros docentes, responsables autonómicos y estatales se activan -en elecciones se agitan- cuando el problema es portada de prensa o abre telediarios, o el drama se escenifica, o la tragedia nos hace, puntual y solo temporalmente, rasgar farisaicamente las vestiduras.
Los acosados -siempre los más débiles-, en porcentaje estadísticamente significativo, niños, adolescentes, jóvenes y adultos también -los años no lograron borrar las secuelas-, sufren, callan, lloran, en soledad obligada, o... con mimetismo se suicidan. No consiguen hacerse invisibles, no logran desaparecer. El hogar no es refugio, tan solo pausa para la estrategia de la vuelta al aula. Las vacaciones escolares ahora no son para ellos relajamiento, pues el "ciberacoso" hace presentes las ausencias. Sus anómalas conductas no son producto de una depresión, ya que esta es efecto de un acoso escolar. La ley del silencio, no escrita pero de obligado cumplimiento, impide -no me lo creo- que el cruento calvario ya necrosado llegue al conocimiento de familia o centro escolar. Y no me lo creo porque las víctimas corporizan el miedo, el sufrimiento, la desesperación, la angustia, la ansiedad... No duermen, no comen, no se relacionan, sin autoestima y con agorafobia, ora agitados, ora pasmados, siempre ausentes, nunca participativos, con pautas de conducta sorpresivamente extrañas. Llevan letrero en la frente.
Los acosadores. El segundo vértice. Uno... y la manada. Necesita acólitos. Sin ellos no es nada. Mala entraña y torvo perfil. Nunca deambula solo, sin sus borregos se esconde. Socialmente indefinido. Arrastra problemas que mantiene secretos. Desvelarlos, su talón de Aquiles. Sádico persistente con el débil, cuyo silencio le envalentona. Sin percibir que es fingido, el carcajeo de sus secuaces le enorgullece. Rico en miserias no confesables. Vegetativo, irracional, que muy raspado alcanza la categoría de humano. Sonrisa chulesca de medio lado que la cómoda insolidaridad del resto consiente. Necesitan ya ayuda médica, para evitar la marginación sin retorno que evidencian.
Las instituciones: familia, parte del triángulo. Les corresponde analizar a los hijos, conocerlos, cobijarlos... Tienen también el deber de enseñarles "que vale más sufrir de pie que llorar de rodillas", no son los "amigos guay", son sus padres, sus allegados. Centro escolar, la obligación no termina en enseñar la asignatura, se completa con además educar. Y eso exige descubrir el acoso, proteger a la víctima y reconducir al acosador. No esconderse y mirar para otro lado, sin escudarse en la injustificada y existente desposesión de autoridad sobre los alumnos y sus parientes. Autoridades educativas, a ellos corresponde activar los protocolos; si no los hay, crearlos; si no son eficaces, modificarlos. Estado, Parlamento, deben legislar medidas correctoras que la Justicia pueda aplicar y de esta manera acabar con el para todos denigrante acoso escolar.
Adolfo Soto Madera
Oviedo
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

