Salvar La Vega y enterrar la Caja de Ahorros
¡Hay que salvar La Vega!: este es el eslogan de la progresía, pues temen que no se adapte a sus peculiares gustos, más parecidos a la afortunadamente desaparecida Madreña que a otra cosa. Eso sí: estos mismos, más los de LAPSOE, el sindicato de Villa (quien fue mentor del citado consejero que aquí se cita) y algún politiquillo que se arrimó al sol que más calienta -incluso bajo las siglas del PP- han dejado desmoronarse a la Caja de Ahorros de Asturias, entregándola ya definitivamente al Banco Unicaja de Málaga, por esa manida intención de querer seguir politizando el consejo de administración, al pretender colocar el asturiano, de Salas, sus afines (exdiputados socialistas y catalanistas como la Sra. Teresa Costa en su “amigo” desde Liberbank Jorge Delclaux, etc.) a fin de intentar asaltar bajo el eufemismo de independencia el control de la Caja malagueña, y no con miras a un lícito beneficio para Asturias, sino por el prurito de seguir siendo consejero, sin consejo ni a quien dárselo.
Pero no han podido afortunadamente; pues los impositores, ahorradores depositarios, accionistas, etc., etc., malacitanos conocen muy bien la nefasta trayectoria de la entidad asturiana, y obviamente no quieren, ni por asomo, que el Sr. Menéndez termine politizando el consejo de administración (del hoy Banco Unicaja, denominación adquirida, como consecuencia de la intervención del Estado, en defensa de la garantía de los ahorros de casi todas las Cajas de Ahorros de España) volviendo a los intereses ideológicos, con la única finalidad de mantener su status .
LA NUEVA ESPAÑA lleva varios días -la prensa malacitana también- informando no ya de la destitución, dimisión, cese o lo que sea del asturiano Manuel Menéndez; sino de las causas que se conocen que llevaron a tomar la decisión de abortar lo que se denominaba “la toma de la Banca de Málaga, por el socialismo asturiano”. Y la realidad parece que lo han logrado: pues ni quienes fueron presentados como “independientes” colaron; pues era público y notorio que los apoyos del delegado asturiano eran todo menos independientes; ni la credibilidad del salense era fiable.
De cualquier manera, la suerte sobre la Caja de Ahorros de Asturias estaba echada. Su desaparición era cuestión de tiempo, pero sus consecuencias, para el tejido industrial asturiano, están aún sin evaluar. Proyectos en los que tienen participación (caso del IMOMA). Apoyos a la cultura y al arte, a la industria y a la investigación, así como su implantación regional, y a sus trabajadores, es una incógnita que espero afronte con la obligación de deuda histórica para con Asturias el presidente del Principado que salga elegido, y que no será otro que el socialista Barbón.
Los asturianos debemos mucho a lo que fue “nuestra Caja de Ahorros”. Es cierto ¡Pero más le deben los políticos que gobernaron Asturias! Y este episodio entierra de una forma definitiva -ojalá me equivoque- una tradición más que centenaria de la banca en la región: atrás quedaron -sirva como ejemplo- entidades como el Banco de Siero, la Banca Masaveu, la Banca Maribona, el Banco de Asturias, Banco Central, y un largo etc. que los que tengan la paciencia de leer esta reflexión se acordarán mejor que el autor.
Y aquí termina definitivamente una Caja que fue creada para el fomento del ahorro, de la que salían beneficiados los asturianos, y más enriquecida Asturias.
PD.- ¿Existirán responsables al menos políticas? ¿Seguirá aún el parque en Cuba donado por la cúpula política del momento en Asturias? ¡Yo lo dudo!
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