Una tormenta política perfectamente planificada
Las altas temperaturas calientan el ambiente y originan tormentas que suelen darse con especial intensidad en los meses previos o posteriores al propio verano. Los pronósticos y los vaticinios sobre el comportamiento del tiempo atmosférico no siempre se cumplen, pero este año las descargas eléctricas se van a mostrar en todo su esplendor en la segunda quincena de julio y alcanzarán su cénit, con absoluta seguridad, el día 23, una fecha que hay que apuntar en la agenda para que no nos pille desprevenidos.
Pero no va a ser una tormenta cualquiera porque se trata de una tormenta política perfectamente planificada de antemano que está provocando ya, a falta de poco más de un mes para que se manifieste en toda su intensidad, todo tipo de reacciones y de especulaciones, que es lo que, al parecer, se pretendía.
Está claro que no es una fecha ni apropiada ni conveniente por la cantidad de planes que trastoca, pero ese es precisamente uno de los efectos que se perseguía para "sacudir" a la ciudadanía, una estrategia posiblemente eficaz pero carente de la más mínima sensibilidad ciudadana.
Va a ser, sin duda, una tormenta en toda regla, de imprevisibles consecuencias como todas las tormentas, y que ojalá sirva para algo más que para que algunos se froten las manos con el revuelo que se está armando fuera de plazo.
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