La autoridad y la educación deben prevalecer sobre las leyes
Dice una madre que a los niños no hay que reñirlos, todo, después de que un titiritero se quejara de que los niños no le dejaran hacer la actuación sin que ningún padre o madre interviniera y les dijeran a sus hijos que dejaran al profesional hacer su trabajo.
Antiguamente cuando un niño pegaba a otro, el profesor le castigaba y llamaba a los padres al orden, y si fuera poco, otros niños mayores protegían al agredido. Ahora no, las direcciones y maestros al restarles potestad (recuerden que un profesor tiene rango de autoridad, aunque no la use por cobardía y no meterse en problemas) no afrontan el problema de verdad. Luego, mucho hablar de bullying, pero lo que es hacer, muy poco, para evitar ese acoso escolar. Vienen luego los suicidios que vemos entre menores, pues seguimos mirando al cielo. Las direcciones de los colegios deben actuar de inmediato ante cualquier atisbo de acoso dentro de su colegio.
Esta es la sociedad que construimos, luego veremos cómo van creciendo a la sombra del consentimiento, para según van haciéndose adolescentes verlos convertidos en energúmenos. No respetando nada, ni a personas mayores, maestros, policías, guardias civiles, mujeres, ni siquiera a sus padres.
Vemos cómo se enfrentan a policías y guardia civil. Este es otro tema urgente a solucionar, no podemos seguir consintiendo las agresiones contra las fuerzas y cuerpos de seguridad sin que puedan defenderse. Tienen miedo a usar su arma por no meterse en problemas judiciales. Están desamparados, debemos revertir esa situación. En efecto, debe empezar a respetarse ese principio de autoridad de todos nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad con penas severas. Todos debemos proteger a estos cuerpos muy valorados por la sociedad. No es posible ver a un policía sin usar su pistola mientras unos violentos le atacan con catanas, cuchillos o cualquier arma. En el momento que alguien saque un arma contra la autoridad debe tener claro que el Policía tiene el derecho a usar la suya. En defensa propia y de los demás.
No se queda ahí, aumentan las agresiones a médicos, maestros y mujeres. Todo viene de ahí, de esa ley proteccionista a niños, que ahora son mayores y no están traumatizados, están traumatizado a todos los demás.
Un árbol que se planta si no lo enderezamos según va creciendo, cuando sea grandote, será misión imposible.
Esa ley de protección del menor (recuerdan, un cachete, castigos y deberes sería traumatizar a los nenes) les quitó la autoridad a profesores y tutores, los resultados los vemos: violaciones en manadas, agresiones, violencia... Esa es nuestra cosecha.
Ya no se educa en valores, tampoco en disciplina y respeto. Lo peor, ni visos de rectificación. Se impone la tiranía de los ofendidos, todos somos carne de cañón ante quien desee hacernos daño. Leyes con verdades absolutas, sí es sí, etcétera. Menores que, aunque los padres sean responsables subsidiarios, no pueden darles un cachete, castigarlos o imponerles disciplina. Hasta pueden cambiar de nombre, de sexo y abortar sin permiso de los padres. ¿Qué estamos haciendo? Ahora nos damos cuenta, creamos unas generaciones de peligrosos energúmenos.
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