Esto de los sueños...
Es que soy tan escéptico que ni Segismundo se libra de mis peros a su mundo.
Claro, lo evidente, pues eso, no se me ocurre negarlo. De tu cabeza no sale el contenido de la cabeza del vecino. De bolas, lo que sale de ti es de lo que tú tienes dentro.
Pero, por eso precisamente. Mis mocos serán parecidos a los del vecino, por eso de que ambos somos humanos, pero no tengo duda de que los míos, puesto que la naturaleza no repite obra, han de tener ciertas características únicas.
Otro tanto de lo mismo ha de ocurrir con los sueños. Ejemplo. Posiblemente, todos, o casi todos los hetero del mundo que alguna vez la hayan visto, estarían encantados de soñar con Angelina Jolie, a mí (no se puede ser más hetero) esa mujer me da grima, ni en sueños querría tocarla.
La imaginación da para, de alguna forma, emparejar las cosas más dispares. Si alguno me ha leído sabrá de mi inclinación a emparejar, por ejemplo, por su devenir a España con el Real Madrid. Bueno, pues ahora, no descartando que España tenga algún tipo de ensoñación, veo un cierto paralelismo entre el que suscribe y su nación.
Seguramente que, a lo largo de mi vida, habré tenido algún sueño gratificante... sí, recuerdo uno. Uno recuerdo, no más. Lo mío son pura pesadilla. No quiero pensar en lo que por mi adentro habrá.
Lo que quiera que sea, viendo lo que España tiene dentro, no creo necesario ser un Segismundo para imaginar sus sueños según su mundo. Que además, por fuerza, tal como a mí me pasa, han de ser pura pesadilla. Y, cómo no, si hasta su nombre, mientras a las propias no les dé por decir lo contrario, pesadilla es femenino, o femenina, como gusten.
Hubo un momento en que, así lo sentía yo, la propia ministra se bastaba para que a España le horrorizara quedarse dormida, prisionera de oníricas angustias.
¡Coño! Ya no. Quiero decir que ya la ministra se ha quedado atrás, arrollada por la que viene ¡mandada! a coger el timón ¡como presidenta de la nación! ¡Mamma mía!
Según, yo no podría estar más de once días sin dormir, o sea, sin tener pesadillas (suponiendo, como supongo, que los muertos no sueñan) Aunque, afortunadamente, ya llevo muchos años calándomelas y aquí sigo.
Me he tomado a mí mismo, un ser humano, como referencia, pero ¿para tratar de adivinar el futuro de España? ¿Sobrevivirá a tan desquiciadas morfeas? ¿Lo hará y con ellas acabará?
Como no soy pitoniso, tengo que comerlo aunque no lo guiso.
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