Todos a una: distorsiona, falsea y silencia, que algo queda
Como lectora habitual de LNE y esporádicamente colaboradora de esta sección -en la que se da voz a quienes creemos poder aportar algo si se nos escucha en ámbitos más amplios que el de familia y amigos-, no querría desaprovechar esta oportunidad para expresar mi profunda inquietud, como opinión crítica pero constructiva, ante determinados artículos de sesudos opinadores políticos.
Para cualquier medio liberal que se precie, la diversidad de opiniones y tendencias políticas es o debiera ser algo habitual. Por desgracia, este principio básico de libertad, con demasiada frecuencia está ausente, y el dominio durante años de un aparente bipartidismo de relevo se ha impuesto en noticias, artículos y comentarios, e incluso en editoriales. Y como consecuencia comprobamos cómo se manejan silencios convenidos, dependencias, sesgos, dictados, mantras y mentiras hacia el tercer partido nacional, Vox, al ser el verso suelto del sistema. Falsedades y mentiras bastas, anticuadas, sobadas y con hedor a dictado obligado o simples evidencias de ignorancia y/o sectarismo avanzado insalvable.
A modo de ejemplo, el “Billete de vuelta” del pasado domingo parece hacerse altavoz de quienes pretenden imponer una imagen falaz e interesadamente errónea -por trasnochada y retrógrada- de Vox, cuando lanza contra este partido gracietas del tipo “lo mismo reponen ‘Raza’ y ‘el Nodo’, con una retrospectiva de Alfredo Landa”. ¿Ignorancia absoluta de lo que representa y propone Vox o simplismo facilón para agradar al coro?
Pero esto no es nada para la sarta de manipulaciones contra Vox que en el mismo día puede concentrar un expresentador de telediarios. Para cualquier persona medianamente razonable, con los mínimos conocimientos autónomos sobre este partido, chirría la falacia de considerar que los acuerdo PP-Vox en Valencia “alarman a cualquiera”, o que hay “motivos para que Feijóo esté molesto”, o que se trata de “un acuerdo que ha sacado los colores al PP nacional”. Reto a este señor a que indique, uno por uno, qué puntos del acuerdo causan alarma a cualquiera que desee el bienestar y la libertad de los valencianos. Y, más aún, si los contraponemos con lo hecho por Ximo Puig, con el que el autor de estos bulos parece estar más en sintonía. La supuesta contrariedad de Feijóo o el sofoco de su partido (más bien, de una fracción del mismo) por este acuerdo más parecen motivados por la contrariedad de tener que cumplir un pacto (algo que no suelen hacer) en contradicción con el mandato globalista recibido y asumido sobre la continuación de un proyecto antagónico a lo que muchos de sus votantes desean.
En cuanto a la referencia burda y maniquea sobre Carlos Flores, o la descalificación como “excéntrico” del candidato de Vox por Murcia, no hace más que reflejar la talla del autor. Sr. Campo Vidal, si no adolece de miopía o ceguera, atrévase a repasar desde su tribuna los efectos reales del pacto PP-Vox en Castilla y León, donde ambos partidos han aumentado muy significativamente en votos en las últimas elecciones demostrando lo “disconformes” que están los ciudadanos de esa comunidad. En cuanto a su defensa de la alternancia rutinaria en el poder PP-PSOE para llevar a cabo las mismas políticas y despreciando otras opciones legítimas dice mucho de su sentido de la democracia parlamentaria.
Pero la decepción mayor la he experimente con el Editorial también aparecido este domingo. Esperaba de él lo que habitualmente muestran ser los editoriales de este periódico, un bastión de análisis liberal, riguroso, fundado y con un inteligente equilibrio entre los principios y las querencias de la casa. Sin embargo, no fue así. En él no se mencionó ni una sola vez a Vox, ninguneo increíble no solamente porque ha revalidado ser el tercer partido a nivel nacional y en el Principado, sino porque es un partido con todas las de ley, en su sentido polisémico, partido que no es precisamente insignificante en bagaje ideológico, oferta programática y sintonía electoral.
Ignora inexplicablemente a Vox, un partido que ha obtenido a nivel nacional en estas elecciones 1.695 concejales, está presente en el gobierno de seis capitales de provincia y con presencia en más de 960 ayuntamientos y en más de 140 equipos de gobierno municipales (en 26 de ellos gobernará con mayoría absoluta). En el Principado, ha duplicado respecto a las elecciones anteriores el número de escaños y ha aumentado en más del doble el número de concejales y diputados.
Pero claro, ¿qué se puede esperar cuando el presidente (supuestamente) de todos los asturianos repite, como un aspirante meritorio, que “Vox es un partido que atenta contra los derechos y una amenaza contra los ganaderos” insultando no solamente a más de 52.000 asturianos, sino falseando toda realidad fácilmente demostrable?
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