Apoyo a la educación sexual en las aulas
Un siquiatra le hace el test de las manchas de tinta a un paciente y, a la pregunta de ¿qué es lo que ve en los manchones?, el paciente responde: Sexo. Tras varias respuestas idénticas dictamina el siquiatra: Está bastante claro. Es usted un obseso sexual. El paciente indignado se queja: ¿Obseso yo? Lo será usted que no hace más que enseñarme marranadas.
La semana pasada se celebraban en la Universidad Complutense unas jornadas para habilitar a los maestros en la formación de la diversidad afectivo sexual que se va a implantar desde la Educación Primaria. Financiadas por el Ministerio de Sanidad fueron organizadas por C.C.O.O. y F.E.L.G.T.B. (Federación Española de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales). Es curioso cómo, el nombre de esta entidad, va creciendo a medida que se descubren nuevos subtipos sexuales .
Debe haber una demanda social enorme de este tipo de enseñanzas, dado el empeño del gobierno en inculcarla entre educadores e infantes. Entre los objetivos claves se mencionaron el potenciar que los niños hablen de inseminación y que "los maestros no presupongan la heterosexualidad del alumno ni de sus familias". Quizá haya que presuponer todo lo contrario pero no quedó muy claro. Para cumplir estos objetivos se propone la reinvención de los cuentos tradicionales. Ya saben: Caperucita lesbi y el malvado lobo heterosexual, o aprender nuevos trabalenguas como mi segunda mamá fue inseminada, quien la desinseminará
Yo, la verdad, es que soy muy carca y me avergüenzo de no compartir estas ideas tan avanzadas pero, como sí soy muy plural y tolerante me parece estupendo que todo esto se enseñe en los colegios. Habiendo una tan notoria petición por la ciudadanía, no debemos soportar esta carencia formativa por más tiempo.
Así que apoyo con decisión que, todas estas doctrinas, englobadas en la moderna ciudadanía, sean impartidas en las escuelas. Eso sí, que se impartan, sólo, de forma optativa y fuera del horario escolar, al igual que se hace con la Religión. Así todos contentos.
Supongo que, como todos los padres están deseosos de que sus niños aprendan las nuevas tendencias sexuales, habrá peticiones masivas para cursar estas doctrinas.
Pero que, a los míos, no se les ocurra acercarse. Ya me encargo yo de educarlos en la afectividad de la manera que mejor me parezca.
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