Violencia de género, centro de campaña electoral: impresentable
Esa forma simplona de culpar al machismo la violencia de género (a la que tenemos que luchar sin descanso hasta eliminarla por completo de nuestra sociedad) es huir de las soluciones.
Es seguir publicitando impotencia y contando víctimas en busca de reforzar una posición feminista cargada de frustración y confrontación. No dudo de la mucha rabia contenida, la que todos tenemos cada vez que aparece un nuevo caso, que no es nuevo, se repiten patrones y eso debiera ponernos a pensar, da pistas claras si lo ponemos en manos de profesionales que cojan el toro por los cuernos, sin presiones, sin más motivación que encontrar salida a estas horrendas escenas. A todos nos duelen y retuercen las entrañas estas tragedias tan inhumanas e inasumibles por mentes normales. Pero la frustración no puede llevarnos a soluciones fáciles para un problema complejo por tratarse de escenarios de la vida íntima y personal de cada pareja. Nadie sabe (podemos intuir, sin medias tintas) cómo empiezan las discrepancias, cómo se van sucediendo las discusiones, insultos, amenazas, ultimátum, las malas formas, las agresiones verbales, incluso las físicas, las interferencias de otras personas (amigos, familiares, vecinos), las adicciones, vicios, trastornos mentales,...
Detrás de ese denominador común, en todas esas tragedias hay algo más donde nadie quiere entrar: hijos, bienes, deudas, hipotecas, familia, manutención... En fin, seguro que no hace falta insistir más; o tratamos de encontrar salida a todos esos problemas comunes o jamás pararemos estas tragedias familiares. Primero trataron las feministas de asociarlo al patriarcado anclado en la sociedad, no cuela, vivimos más bien en un matriarcado, son las que educaron a los hijos desde siempre; salvo que pensemos que educaban a sus hijos en el machismo. Luego, que a la posesión de dominio y celos, los hombres no querían perder lo que interpretaban suyo; tampoco eran razones comunes. Quizá muchos lo querían perder y ellas no. Más bien, cuando el rencor se va acumulando, las personas pierden las formalidades. Ahora toca el machismo sin más, otra forma de esconderse de los verdaderos desajustes mentales que llevan a personas que se amaron y crearon familia e hijos a terminar en tragedia la vida en común.
Negar que los divorcios para algunos son muy duros de sobrellevar por los intereses económicos y personales en juego es separarse de la solución y dejarlo todo como está. No quisiera pensar que a la sombra de las tragedias viven muchas y muy bien, consolidando discursos sin más fundamento que su propia frustración. “Si no eres parte de la solución, eres parte del problema”, no vale un año y otro seguir cobrando y repartirse sueldos tremendos, sin más resultado que contar tragedias y llamar a todos los hombres machistas y violentos por lo que hagan unos pocos.
Para finalizar, yo también me repito mucho: no se puede condenar a una parte a la ruina eterna, hijos, hipotecas, casa, deudas, manutención... Sin darle una salida. Al igual que interpretamos que una víctima debemos protegerla y darle medios para escapar de su maltratador, también debemos hacer lo mismo con aquel hombre que sin ser maltratador (para no convertirlo nosotros) cuando decide separarse sin ser culpable de nada, se le condene a una miseria eterna por la ley de proteger siempre y en todo lugar a la mujer en el reparto de hijos, deudas, hipotecas, manutenciones... ¡Cuidado!, igual somos partícipes todos nosotros de muchas de esas tragedias.
Jugando a buenas y malos, víctimas y verdugos, feministas y machistas... seguiremos siendo cómplices de cada tragedia por no poner sobre la mesa todo con pelos y señales. Creer que todas las mujeres son buenas y que todos los hombres son malos en sí mismos es sinceramente una tremenda irresponsabilidad. Seamos más valientes todos y todas, no sigamos siendo reos y cómplices de un feminismo absurdo que mezcla igualdad con mismas oportunidades y derechos; que defiende que la mujer es igual al hombre y al mismo tiempo exige cuotas, cremalleras y paridades; o lo uno o lo otro. Menos mal que las mujeres no se dejaron manipular, los hombres sí, callan por temor a ser considerados machistas y cosas peores.
Veremos una campaña electoral asquerosa, donde la violencia de género es y será centro de disputas entre partidos y candidatos. Así estamos. ¿Creen que en estas y estos arribistas, que se pelean por un puestín en las listas de cada partido, está la solución de algo? Yo se lo digo, no. Ninguno será valiente para plantear un estudio determinante en manos de profesionales expertos. Si son capaces de hacer campaña con este tema, es que son unos impresentables.
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