De vez en cuando, temas para el alma
¿Me interesan los mismos temas que se suelen seleccionar en los medios? Pues sí, pero en una medida. No sé si correspondo al género del ciudadano normal, esto... ciudadano o ciudadana, pues eso; del serial político o política me sustraigo como puedo, las calles, pues eso, unas van mejor y otras siguen sucias y peligrosas; la sanidad, o la salud, pues bien, después de un sacrificio titánico ahora están algo cansados, o cansadas. No podemos alabarlos hoy y criticarlos mañana, aunque... bien no estamos. ¿La economía? El que tenga trastero que se vaya montando una despensa. ¿El deporte? Sí, pero me gustaba más antes, cuando el fútbol no era rugby, y cuando los árbitros sufrían sin premios corruptos. Pobrecicos los que iban a parar al escorredero de algún pueblo en la España de antes de la guerra.
Bueno, pues ¿qué temas busco y apenas encuentro? Temas para el alma. Sí, sí, ya sé que eso se deja para los profesionales, pero sería hermoso extender la espiritualidad y darle un papel de conjunto, de sociedad, de... humanidad. ¿Significa eso que se mezclen las diferentes religiones? No, entre otras cosas porque siendo la verdad de Dios una sola, no puede mezclarse entre las 9.999 que obviamente no son la verdad. "Esto es excelente y acepto a vista de nuestro Salvador, Dios, cuya voluntad es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre, Cristo Jesús, que se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos" (1 Timoteo 2:3-6). Lo que no es verdad no puede ayudarnos.
Se trata más bien de compartir los sentimientos, inquietudes, temores, y esperanzas del alma humana, entre los seres humanos. ¿Que el alma es algo aparte? "El alma que peca es la que morirá" (Ezequiel 18:4). Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, del Vaticano, dijo: "En la Iglesia antigua no hay pronunciamiento doctrinal alguno sobre la inmortalidad del alma". Necesitamos poner el alma que está viva todavía, el ser completo que somos ahora, para ayudarnos: "Si nosotros sufrimos pruebas, es para consolaros y salvaros a vosotros. Y, si nosotros recibimos consuelo, también es para consolaros a vosotros" (2 Corintios 1:6). El ser humano muere, pero habrá una resurrección para los que han aprendido a amar, y una nueva oportunidad para los otros, los que aún no han aprendido (Hechos 24:15).
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