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Pasado y futuro del Camino Jacobeo

10 de Julio del 2023 - José María Casielles Aguadé

Sería más cómodo para mí, y para algunos de mis estimados lectores posiblemente relajante, centrar estas reflexiones directamente en el futuro, evitando así lagunas de algunos acontecimientos pretéritos, y obviando probables realidades conocidas; pero la Historia se construye investigando el pasado, viviendo el presente y atisbando el porvenir, porque el pasado condiciona en buena parte el futuro. Hechos indiscutibles son: la invasión musulmana del 711, seguida de la casi completa conquista de la España visigoda en once años; la batalla de Covadonga con la enérgica respuesta asturiana del 722 que protegió al resto de Europa de invasiones moras y de las vikingas de las costas, tanto por las atlánticas como las que tuvo que afrontar Ordoño I (840), como por las orientales (mar Báltico y río Dnieper), que ocupó Kiev y dio lugar a la actual Ucrania.

Hay investigadores escépticos con la presencia de Santiago en España, antes y después de su martirio en Palestina y su reaparición en la batalla de Clavijo. Sea como sea, ya Goethe en el siglo XVIII reconoció plenamente no sóoo la identidad de Santiago con España; sino la potente relevancia del Camino Jacobeo en la integración de Europa, tanto por intercambios culturales como por influencias espirituales, que se constatan perfectamente en el presente y se proyectan hacia el futuro cuando son más necesarias para afianzar la coherencia de la vacilante unidad de la actual UE. Es indiscutible la radical operatividad del rey Alfonso II en el origen del Camino de Santiago (829); y no quedan dudas de que la ruta primitiva tenía que hacerse por el norte de España, pues la mayor parte del país estaba ocupada por los sarracenos, y que aún más tarde la "tierra de nadie" se veía amenazada periódicamente por las aceifas de la caballería bereber, que en los veranos arrasaba sus cultivos, esclavizaba a las mujeres y niños y eliminaba a los hombres.

El llamado "Camino Francés", que desde los puertos pirenaicos de Roncesvalles y Somport se desarrolla por tierras españolas de Navarra, Aragón, La Rioja, Castilla-León y Galicia hasta llegar a Santiago, tiene su origen en la persecución de los Trapenses en Francia, por el rey galo Felipe el Hermoso, con el inconfesable propósito de hacerse con los recursos de la orden citada, cuyos miembros monjes-soldados se refugiaron e instalaron en España, dedicándose a la protección y custodia de los peregrinos a Compostela.

El Camino Jacobeo se vio sólidamente reforzado con la bula del Papa Calixto II (1122), que instituyó un complejo calendario con indulgencias que se otorgaban cuando la fiesta del apóstol caía en domingo, lo que producía una alternancia periódica muy irregular con esperas de tres, cinco y hasta once años.

SUMARIO: Breve repaso de los hechos que marcaron la ruta y propuestas para su promoción

DESCATACO: El Camino Jacobeo se vio sólidamente reforzado con la bula del Papa Calixto II (1122), que instituyó un complejo calendario con indulgencias que se otorgaban cuando la fiesta del apóstol caía en domingo

Cara al futuro serían muy deseables algunas modificaciones que podrían resultar trascendentales y relativamente simples de adoptar, pues no encierran problemas para nadie y son ventajosas para todos. En mi humilde opinión, son las siguientes:

A) Con la previa venia vaticana del actual buen Papa Gregorio, modificar la periodicidad del Jubileo Compostelano, recortando y regularizando los tiempos de espera a dos, o a lo sumo tres años. Hoy hay muchos más peregrinos y mejores instalaciones de atención para asistirlos, tanto laicas como religiosas, que se verían beneficiadas, igualmente que el saludable contacto social inter-europeo, como ya apreciaba Goethe.

B) Circuitar el Camino en su trayecto español, favoreciendo la entrada por lrún y Camino Norte (Vasconia y Cantábrico) a Oviedo, para enlazar con el Camino Primitivo (histórico) a Santiago, y regresar a la UE por el Camino Francés (por Ponferrada a los Pirineos), facilitando así la posterior visita a venerados santuarios europeos, como Lourdes y Rocamadour. Ninguna competición absurda; toda cooperación es deseable. Los puertos montañosos de salida serían Roncesvalles o Somport.

C) Insistir en la importancia actual de Oviedo en el Camino, pues en nuestra catedral se custodia el Sudario de Jesús, muy notoria reliquia que respalda absolutamente la autenticidad de la Sábana Santa de Turín (Síndone) en su valor histórico, teológico y científico, especialmente tras los últimos estudios palinológicos.

D) La promoción del Camino Jacobeo debe gestionarse desde el Ayuntamiento de Oviedo y practicarse desde el centro de Europa (Francia), con una campaña masiva en los MCS y con despliegue de cartelería vertical en ciudades muy concretas y ya bien seleccionadas de las cuatro vías clásicas de peregrinación: Turolense, Lemovicense, Podense y Tolosense.

E) Otras actividades conexas podrían organizarse, tales como una Ruta de los Santuarios: Rocamadour, Lourdes, Loyola, Santo Toribio, León, etcétera, que ya cité en otra colaboración, con más detalle. Por otra parte, caben otras iniciativas como itinerarios por el Prerrománico, que también detallé en otra ocasión en LA NUEVA ESPAÑA.

F) Igualmente hice referencias a las rutas navegables, costeando a vela o a motor, y me alegra infinito el éxito probado de iniciativas en marcha, que hay que potenciar ampliando el número deficitario de amarres en nuestros maravillosos puertos, y los servicios de atención a los patrones de las embarcaciones deportivas, en los refugios del Cantábrico. ¡Vayamos a ello!

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