Lo que el Círculo Cultural de Valdediós me enseñó
El Círculo Cultural de Valdediós cumple 25 años de actividades ininterrumpidas. La decisión del Arzobispado de Oviedo de expulsar a la asociación del monasterio de Santa María de Valdediós nos llegó cuando estaban programados los ciclos de música y poesía que cada verano se han celebrado en este recinto.
Releo ahora las anotaciones del primer concierto del ciclo “Atardeceres musicales” de 2020, que llamé “Las lágrimas de Cristina”, celebrado el 26 de julio:
“… Tras 90 días de estado de alarma y 25 de nueva normalidad, anoche, como si no hubiera pasado nada, la música, como cada verano volvió a oírse en Valdediós.
Pero nada era igual que el año pasado y por eso este concierto era tan importante. Esta vez en la iglesia, que nuestro presidente, probablemente arrebatado por la emoción del momento elevó a la categoría de basílica, con solo 100 espectadores que habían reservado sus localidades previamente, con las reservas nominales asignadas por orden de solicitud, con una cola para el acceso con respeto a la distancia reglamentaria, también en el interior la distancia y la mascarilla como requisito.
Las primeras notas del dúo formado por Cristina Gestido y Mario Bernardo en el centro del templo nos pusieron un nudo en el estómago, o en la garganta, o en alguna parte.
Los organizadores hemos estado inquietos desde hace días, solo los pequeños nos atrevimos a programar actividades, pero las lágrimas de Cristina al agradecernos el coraje fueron la mejor recompensa. El público emocionado por escucharla, ella emocionada por tocar por fin, en una iglesia, ante 100 personas, un concierto de cámara. No fue una sala famosa, abarrotada de público, fue Valdediós y un público emocionado el mejor escenario para recordarnos quiénes somos y quienes queremos ser…”
Aquel verano, con voluntarios de acomodadores, recepcionistas, tramoyistas y otras muchas funciones, conseguimos celebrar el ciclo completo. Hoy, la duda sobre la continuidad de la asociación fuera del lugar que la originó hace inevitable pensar en lo que ha significado esta aventura que tantos momentos buenos nos ha dado. Las actividades del verano parecen aseguradas gracias al apoyo inestimable del Ayuntamiento de Villaviciosa, porque la música y la cultura no pueden parar, como afirma incansable el socio y amigo Yuri Nasushkin.
Además, las circunstancias nos obligan a pensar otra vez quiénes somos y el papel de la sociedad civil en la protección de la cultura, y en una forma de cultura pegada al territorio, que quiere conocerlo y hacerlo visible.
Mi primer contacto con el Círculo fue hace ahora 16 años en un itinerario por majadas queseras en el entorno de los Picos de Europa, guiado por Gonzalo Barrena. Antes de iniciar el paseo, que se había anunciado como fácil, las suelas de mis botas se rajaron a lo largo quedando totalmente inutilizadas. Inmediatamente una socia sacó de su mochila los zapatos que llevaba para ponérselos al acabar la visita y me los prestó para que yo también pudiera participar. El recorrido, como a veces ocurre en la montaña, se complicó, la travesía se alargó más de lo previsto, el terreno se volvió impracticable en muchos tramos, pero para aquellos hombres y mujeres ningún obstáculo les impidió profundizar en el conocimiento del territorio, del paisaje y, ayudándose mutuamente en los momentos más difíciles disfrutar de un día inolvidable.
Han sido 16 años de conciertos, visitas, conferencias, excursiones, poesía, incertidumbres y sorpresas de última hora, años de compartir con amigos y amigas del Círculo, como Gonzalo Barrena, que conoce el alma de las montañas; como la Asociación Cultural La Ponte, que muestra la historia con una mirada viva; como los músicos que cada verano intentan ajustar sus agendas para participar en los “Atardeceres” y tantas otras asociaciones y personas amigas.
La continuidad del Círculo Cultural de Valdediós está en duda. Su motivación, realizar actividades culturales que mantuvieran vivo el monasterio de Santa María de Valdediós, ya no es posible. Sin embargo, aunque el Círculo se disolviera, otras asociaciones ciudadanas, en diferentes lugares, están trabajando con la misma dedicación con la que trabajaron los socios del Círculo para llenar las plazas, las iglesias, los teatros y las calles de música, de teatro, de poesía y de otras actividades que mejoren nuestras vidas.
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