Un zorro más pretencioso que el de Samaniego
“En la rama de un árbol, bien ufano y contento, con un queso en el pico, estaba el señor Cuervo. Del olor atraído, un Zorro muy maestro...”
Me gustaría poner la fábula completa, pero, por si acaso le parece excesivo al diario para ser publicado, remato con los puntos suspensivos, porque, al fin y al cabo, tiendo a creer que las lecturas de mi niñez fácilmente serán conocidas de quien pueda leerme. Yo esta la leí hace bastante más de setenta años.
En ese tiempo, la vivienda del vecino estaba separada de la nuestra únicamente por un pasillo común que partía de la puerta de entrada a ambas. Generalmente, nuestras puertas, las de nuestras respectivas viviendas, permanecían abiertas todo el día, se cerraban cuando nos íbamos a la cama. Yo vivía a caballo entre las dos.
Mis padres llegaban del trabajo para seguir trabajando en casa y yo no entraba en esa ecuación, por lo que pasaba mucho más tiempo en casa del vecino que en la mía. Además se daba la circunstancia de que el vecino llegaba a su casa para relajarse, casi siempre, leyendo novelas y practicando caligrafía. Algo que no dejaba de causarme extrañeza, lo de la caligrafía, pues tenía una letra preciosa. Ahí fue donde yo comencé mi relación con Marcial Lafuente Estefanía y compañía.
El caso es que a cada ratito se olvidaba de su palillero con plumín corona y me instaba a competir, a ver quién era capaz de aprender de memoria, más rápido, las fábulas del librito de Samaniego que él copiaba. De ahí el cuervo y el zorro que me inspira esta. En parte.
Porque mi principal fuente de inspiración no es el zorro que apetece del queso, sino uno que ansía el poder como un poseso. Que no usa las lisonjas para embaucar, sino las, a todas luces, él no se ocupa para nada en apagarlas y que la sombra las oculte, falacias y falsedades que le lleven al sillón que colme su ambición. Y que dolorosa, e inexplicablemente, le vienen dando buen resultado. ¿Querrá esto decir que perros, gatos y demás no son menos ingenuos que el cuervo de Samaniego?
Tal pareciera, pues, el zorro de mi fábula, para acceder al trono de sus ansias, engaña a los animalitos de su biosfera con el argumento de que, su asociación con los gatos, es para beneficio de los perros y cosas así.
Él no quiere excluir a nadie del bienestar de “su” granja, ¡hasta de las gallinas dice que cuida! ¡Coño!
¡Esti no ye el raposu! ¡Esti ye el ángel de la guarda! Hay que querelu, adoralu y, el 23J, sentáu en su trono bajo palio, a pasear sacalu.
Como la fauna ibérica no lo impida, ¡vamos listos!
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

