¿Quién soy yo?
Cuatro buques y diez helicópteros de EE UU, un robot submarino francés y dos aviones de Canadá buscan a cinco millonarios que pagaron 250.000 dólares cada uno para meterse en un sumergible e ir a ver los restos del Titanic. Setecientos migrantes pobres a la deriva en un pesquero en el mar Jónico esperaron siete horas para ser rescatados. Se encontraron 81 cadáveres y más de 500 personas siguen desaparecidas. Qué imagen de nuestro mundo tan tristemente representativa.
Mi generación no acababa de creerse aquello de que “tanto tienes, tanto vales”, porque estábamos todos o casi todos luchando juntos por aquella España que supo recomponer el ánimo sin mirar atrás. No es que fuéramos héroes de novela, es que ni siquiera éramos conscientes de que estábamos haciendo algo extraordinario, sino que se trataba de un impulso natural, humano, humildemente hermoso. Hoy vuelven a resucitar las divisiones e intereses políticos, regionales, económicos, culturales, hasta el punto de la hipocresía y la deshumanización. ¿Realmente quieren los políticos un reparto justo de las oportunidades, y usar el poder para reparar las injusticias? Podríamos seguir con otros 2.000 ejemplos, pero nos hemos de quedar con el que nos concierne personalmente.
Si yo he tenido algo con lo que pude ayudar a otros, ¿lo he usado a cambio de alguna aventura? ¿Cómo saberlo? Aquí va una idea: “Venid, vosotros que habéis sido bendecidos por mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque me dio hambre, y me disteis de comer; me dio sed, y me disteis de beber. Fui extraño, y me recibisteis hospitalariamente; desnudo estuve, y me vestisteis. Enfermé, y me cuidasteis. Estuve en prisión, y vinisteis a mí”. Si lo he usado, puedo respirar con algo de esperanza, porque... “Al grado que no lo hicisteis a uno de estos pequeños, no me lo hicisteis a mi” (Mateo 25:34-36,40).
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

