Acoso escolar. A quien pueda interesar
Me veo obligada a escribir esta carta ante la impunidad de la que gozan los “acosadores escolares” gracias a la pasividad de los equipos educativos, dígase directores de centros. Solamente cuando ocurren sucesos de gran trascendencia (algún menor se autolesiona o se quita la vida) las administraciones y sobre todo los políticos que las representan salen en los medios de comunicación diciendo todo lo que van a hacer, sin embargo la realidad es muy distinta y a continuación les relato nuestro caso.
Mi sobrina viene siendo acosada por un grupo de niñas en el Instituto Pérez de Ayala (Oviedo), cursa 3º ESO, y digo “acosada” porque el centro ya ha reconocido esta situación, el problema es que no ha hecho nada ya que el curso se acababa y el próximo año que sea otro el que coja esta patata caliente. Este caso es uno más de cualquier otro instituto de nuestro sistema educativo.
El viernes 23 de junio, último día del curso, a petición de los padres de mi sobrina, les convocan a una reunión, la primera con el director, cabe decir que fue una reunión improvisada, las personas que asistieron por parte del centro (tutora de la niña y orientadora escolar) tuvieron conocimiento esa misma mañana, la jefa de estudios no pudo acudir por tener otras “tareas”. En ese encuentro se informa que efectivamente el centro detectó acoso y que las medidas se tomarían el próximo curso.
El protocolo de acoso se puso en marcha el 23 de mayo a petición de la familia, se había enviado otro escrito a principios de curso y nunca más se supo de aquello. El instituto se tomó el plazo largo de un mes para averiguar si era afirmativo y resolver. El resultado debía haberse comunicado por escrito a las familias a la mayor brevedad, según el director, se dio la orden y nadie la cumplió.
A día de hoy, no nos consta que se haya informado a las familias de las acosadoras que se han ido de vacaciones pensando que esto no era nada, mi sobrina era una “lianta” que quería perjudicar a sus hijas, y las acosadoras disfrutando de su verano mientras la víctima espera a septiembre, cuando nuevamente tenga que enfrentarse a sus acosadoras, para saber qué solución y medidas va a adoptar el centro.
Para mayor despropósito, el director (que para colmo dejaba su cargo el 31 de junio) nos informa que el próximo curso se tomarán las medidas que se determinen, aún no se sabe cuáles serán, pero sí que concretó que de índole educativo, no habrá medidas punitivas para las acosadoras. Es más, si la víctima optase por otro centro educativo y no retornase al Instituto Pérez de Ayala, el expediente se cerraría y las acosadoras no tendrían consecuencia alguna. ¡Increíble! Ya que el daño no solo es para mi sobrina, en este caso, sino para todo el colectivo que convive con este grupo de niñas que, sin duda alguna, repetirán su comportamiento con otra víctima al no ver consecuencia alguna.
El papel todo lo aguanta, hay protocolos de todos los colores, engorrosos a más no poder, pero necesitamos profesionales que se tomen su trabajo en serio desde las escalas inferiores, profesores comprometidos, atentos a las dinámicas de sus aulas, sensibles a las emociones de sus alumnos, hasta gestores de todos los niveles y, finalmente, políticos de cualquier ideología que inviertan realmente en educación dotando a los centros de personal y medios acordes para hacer frente a estos casos, todo lo demás solo son buenas intenciones y lavados de cara.
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