Aburrido y sin nada escribible entre las cejas...
Aburrido y sin nada escribible entre las cejas...
Phisss... Así, que me salga... Arrancar como Gustavo: Mi vida es un erial... No es que lo sea, aunque tenga bastante parecido. Las flores que toco se deshojan, mas eso ocurre con todas las flores, las toque yo o no, pero eso, lo del erial, es lo que me aflora.
Yo digo que todo esto me viene de nacimiento. No nací en La Gota de Leche, como me hubiera correspondido, dada la posición social de mis progenitores. Nací en casa. Mi madre siempre me lo recordaba, para dejar claro que no había posibilidad de un error en la entrega del rapacín.
Posiblemente desubicado desde que nací y así seguí y seguí. Y eso es muy malo. Solo encajo conmigo. Lo siento, la mayoría de los días, desde que despierto. Todo lo más, desde muy poco después de desayunar. La radio, que no pongo yo, ahí mismo me lo recuerda, “la candidata del partido…” ¡Aggg...! esto y lo otro...” ¡Coño! “lo de allá y acullá...” ¡Osti! “y el mundo rosa...” ¡Nooo, por diosss...!
Cómo voy a estar yo en el mismo planeta que Pedro Sánchez, Belén Esteban e Irene Montero, por ejemplo. ¡Por favor!
Y nada. Igual da que lo pida por favor que no, aquí sigo con toda esta gente. Y la cosa es que, pensándolo mejor, coño, es que no soy yo el desubicado. Porque yo me siento bien en la Tierra.
Acompañado, únicamente, de verde y azul... Bajo el calorcito que me llega desde el segundo y la musiquita del viento rozando suavemente el primero... Qué maravilla.
De ahí que me venga el pensamiento de que yo sí estoy correctamente ubicado. El resto de mi especie (no hay generalización sin excepción) es la que está desubicada, ¡y claro!, ¡como no está en su sitio!, pues eso, ¡jodiéndome el mío!
La cosa es que, según los iluminados (hay que tener muchas luces para eso), “cambia lo que no te guste y acepta lo que no puedes cambiar”. ¡Chupao! No te jode.
No pienses en el dolor de barriga que tienes y no le pares bolas a que la SS no te lo pueda quitar. Y listo. A gozar.
Si esto es todo lo que se les ocurre a los grandes pensadores, ¿qué se les va a ocurrir a los pequeños?
Pues eso, asociarse con los gatos para el bienestar de los perros. Un DNI que determine el sexo a gusto de cada cual... Buscar a ver si hay forma de enterarse del color de la prendita que Tamara llevará, si la va a llevar, bajo el vestido de novia...
O sea, lo normal entre las gentes que me tengo que calar de okupas en mi planeta. Hay que joderse.
Si alguien que me lea, si La Nueva me concede la gracia, sabe de alguna pastilla para aceptar lo que no se puede cambiar, ¡por Dios!, que escriba una cartica aquí para yo enterarme.
Gracias.
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