Árboles en la senda Rioseco-Soto de Agues
Una jornada más salgo a disfrutar de un reconfortante paseo a través de la senda que discurre entre Rioseco y Soto de Agues.
Este año, la naturaleza ha sido sumamente generosa con esta tierra y día tras día ofrece un espectáculo visual distinto.
Hoy, mientras camino, la frondosidad de los árboles colindantes me trae a la memoria ese aforismo popular que dice que los árboles no dejan ver el bosque.
Es entonces cuando mi instinto observador busca centrarse en los nuevos ejemplares, aquellos plantados en los márgenes de la nueva carretera que une Rioseco y Soto de Agues, algo no me cuadra, pues me encuentro con la desagradable sorpresa de que apenas existen.
Dedico los siguientes paseos a analizar el asunto con mayor profundidad, buscando el estado en que se encuentran aquellos que iban a sustituir a los más de trescientos árboles arrancados de la tierra, todos ellos con varios decenios sobre sus raíces.
La sorpresa es mayúscula, mis ojos no dan crédito a lo que veo, vuelvo a realizar el trayecto centrado en el recuento de esos pimpollos y regreso a Rioseco inmerso en una profunda tristeza a causa del resultado obtenido.
Me sonrojo solo de pensarlo, en el inicio del verano más fértil de los últimos años y en contraste con la frondosidad ya expresada, no llegan a cincuenta los plantones identificados y solamente brotan hojas en trece de ellos.
No conforme con mi apreciación ocultar, paso a revisar el Proyecto de Adaptación de la Carretera SC-2 y me encuentro, concretamente en el apartado del presupuesto, que en total son novecientos cuarenta y siete los arraclanes, robles, alisos, sauces, cabos, abedules y avellanos los que figuran en el mismo con un importe para esta partida de más de veinticinco mil euros.
Desconozco si oficialmente esta apreciación mía ha dado lugar a las correspondientes acciones, en forma de ejecución de avales o similares, pero es comprensible que como ciudadano y después de lo expuesto mis caminatas están resultando algo más tristes.
A primera vista parece que en El Parque estamos sobrados de árboles, es una verdadera pena no aprovechar esos nuevos brotes, cuando además ya se han pagado.
Espero que en el otoño, con la caída de la hoja, por supuesto la de los árboles veteranos, mis paseos conlleven este asunto en el semiolvido, aunque lamentablemente lo será con carácter transitorio.
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