Cuerpo a cuerpo
Coincidían los titulares de prensa en calificar como un "cara a cara" el encuentro televisivo entre los dos principales aspirantes a okupar (el término no es mío, ha sido acuñado por la derecha extrema) el palacio de la Moncloa en los próximos cuatro años. Esos titulares resultaron tan fallidos como el encuentro mismo, cosa que, por otra parte, era de esperar si tenemos en cuenta la sistemática relación destructiva de la oposición a lo largo de toda la legislatura. Más que un "cara a cara" resultó ser un "cuerpo a cuerpo", un triste espectáculo de puñetazos y patadas a pesar de los dos metros y pico de separación, espectáculo que muy bien nos podíamos haber ahorrado. Si de verdad hubiera sido un encuentro centrado en el rostro de los aspirantes, esto es, en la palabra veraz, responsable, acompañada de una expresión sosegada, respetuosa y convincente, sin ninguna duda el resultado habría sido claramente favorable a Sánchez por todo su inmenso bagaje de progreso social y económico durante su Gobierno en coalición, precisamente por haber sabido mantenerse como tal a pesar de las dificultades. Y eso es lo que la extrema derecha o la derecha extrema es incapaz de soportar, que se mantenga la coalición y que además funcione. La utilizan comparativamente para justificar sus coaliciones con el fascismo, pero silenciando ¡cómo no! que esas coaliciones no son de progreso, sino de todo lo contrario. Habrían deseado mil veces que la coalición gubernativa se hubiera deshecho en mil pedazos, pero no ha sido así, y eso es lo que son incapaces de soportar.
Bastaron dos minutos de Feijóo en su primera intervención, sacando de la chistera un par de folios y mostrándoselos a Sánchez con un bolígrafo "bic" a modo de puntero para intentar hacerle ver que no sabe leer, que lee al revés la escala descriptiva de la economía europea. Esta simple maniobra seudopedagógica del astuto Feijóo bastó para que Sánchez, que precisamente se vanagloria de sus logros económicos en el contexto europeo, perdiera la compostura y entrara en el ring del cuerpo a cuerpo, del que ya no pudo salir, y donde Feijóo es un maestro, sobre todo manejando los pies. Se dice por León, con cierta mala leche, que el gallego que no da la patada en vida, la da en muerte. No merece la pena que nos molestemos en poner ejemplos. Indudablemente se trata de un simple tópico, y los tópicos, como diría Rajoy, tópicos son.
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