A tumba abierta
Todos los actores de las elecciones del 23 de julio, excepto el señor Cándido Conde-Pumpido que ya las tiene "ganadas" y seguirá siendo el presidente del Tribunal Constitucional por unos años, manteniendo, supuestamente, todas las leyes ideológicas (la ley de Memoria Democrática, la ley de Vivienda, la ley Trans, etcétera) aprobadas por el Gobierno de Pedro Sánchez y sus socios de extrema izquierda, todos, digo, afrontan estos comicios con vértigo y ansiedad política.
Caso de que resulte ganador el señor Feijóo, nos vamos a encontrar con un gobierno legítimo que no podrá gobernar, y un Parlamento que no podrá legislar porque, irónicamente, un Tribunal Constitucional quizás no deje ni gobernar, ni deje legislar. A esto contribuye que el PP sea el partido más gafe del mundo mundial (a ver cómo se explica si no que en los casi 40 años que el partido socialista estuvo gobernando Andalucía, Doñana haya tenido agua para dar y tomar, y ahora que los últimos seis años es el PP quien gobierna, se haya secado totalmente).
Santiago Abascal dispone del comodín de una hipotética mayoría de derechas, pero además de ser impredecible, tiene el don de incomodar a unos, a otros, incluso a los propios, por su rumbo indefinido.
Por mucho que me moleste y me intrigue el despropósito críptico de Josep Ramoneda en "El País", cuando se pregunta "¿Tenemos que aceptar resignadamente que la extrema derecha toque poder, con la complicidad de la derecha?", por mucho que me moleste, insisto, lo cierto es que Sánchez se merece una vida mejor, fuera de Moncloa, por haberse pasado la legislatura, todo el tiempo, gobernando (un decir) para media España y malmetiendo con la otra mitad, sin remedio.
Con amor a unos, con odio y rencor a otros, sin haberse preocupado por temas realmente importantes para la ciudadanía como la "okupación", la inmigración fuera de control, la alta delincuencia, muertes por sobredosis de drogas, suicidios, violaciones, aumento de la inflación seguido de reducción de los niveles de vida, la presión de Hacienda rayando en la usura o el deterioro de la Seguridad Social.
Los ciudadanos a los que usted, Presidente, ha definido como "la España excluyente y uniforme", por manifestarse en su contra, le agradecen los servicios prestados.
Bueno, lo épico sería que Sánchez tirara de dignidad e hiciera un Estanislao Figueras. ¿Recuerdan al fugaz presidente de la primera República española, abandonando las Cortes al grito de: "¡Me voy porque estoy hasta los cojones de todos nosotros!"? Y se fue.
Más inviable que una invasión de hipopótamos albinos alienígenas sería que fuera Yolanda, con el apoyo logístico de CC OO, la gran beneficiada (como Yoli se "cargue" a Sánchez, nos tronchamos).
Ella tiene el plus de haber tocado Falcon (le ha gustado), haber anulado a Beiras e Iglesias (le ha gustado) y ahora se ha montado un casino para atraer a los jóvenes con 20.000 euros de entrada (está encantada), olvidando aclarar quién paga la fiesta, aunque lo que pretenda en el fondo sea esquilmar a unos ciudadanos (40.000 millones en una legislatura), para dárselo a otros.
En el plano negativo, su obsesión por los modelitos "cool", que no casa en absoluto con ir de abanderada de la izquierda. Nada que ver con González, que iba con chaqueta de pana con coderas, o con Pablo, que daba los mítines con camisas de Alcampo.
Dicho esto, no me importa quién gobierne. Solo me importa que no me estafe. ¿Es mucho pedir?
Saludos cordiales.
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