El estigma de los pedos de vaca
En mi cotidiano paseo mañanero, me he encontrado con unas vacas intercity, paciendo pacíficamente. Una mirada cómplice rumiante/humano hizo que me olvidara de los pedos "mortales" de esos despreocupados animales, en venganza por los siglos de esclavitud soportados en beneficio de la humanidad.
Estas prolíficas y distraídas criaturas habían logrado ocultar durante milenios su efecto devastador en el medio ambiente, cierto, pero ahora, "gracias" a los científicos biológicos, parientes y amigos de Hannibal Lecter, han sido descubiertas y delatadas.
Mientras contemplo a las vacas, recuerdo el documental "El planeta de los humanos" (Planet of Humans), donde, en un mundo deficitario en energía, la solución científica que se plantea es la "quema de grasas animales" como uno de los métodos novedosos "verdes" para obtener esa energía.
Esto podría explicar la satanización de los animales como fuentes de alimento, y la santificación de las hamburguesas de gusanos o bocatas de grillos.
Los científicos han decidido que para ayudar a "salvar el planeta", casi destruido por los pedos de las vacas, se necesita su grasa..., y para conseguir su grasa, asómbrese, ya existen "generadores de quema de grasas" y molinos industriales masivos que funcionan con grasa animal, para convertir a las vacas y otros animales en "verdes". Espeluznante.
La vida necesita vida para vivir. Las vacas matan las plantas. Los lobos matan vacas. Los lobos mueren, se descomponen y alimentan las plantas. El círculo de la vida y todo eso, pero el "método Lecter" pone los pelos de punta.
Se trata de reducir el consumo tradicional de carne y generalizar el consumo de alimentos de carne cultivada en laboratorio, insectos comestibles posibles problemas de seguridad alimentaria (la reactividad cruzada de alérgenos, peligros biológicos para la seguridad como bacterias, virus, hongos, contaminantes químicos, pesticidas, antibióticos, metales tóxicos, glucósidos cianogénicos), bioingeniería y otros alimentos novedosos. Todo un festín difícil de imaginar.
En esta situación tan preocupante, aún no escuché a nadie preguntar "¿Qué va a pasar con los animales?". Hay millones, si no miles de millones, de animales en espera de ejecución en los quemadores de grasas. ¿Qué significaría un indulto para ellos?
¿Y un indulto sería realmente un indulto o simplemente una muerte aún más atroz que ser sacrificado por comida?
Ante perspectiva tan poco halagüeña, preferiría seguir comiendo carne animal, antes que arrojarlos a las trituradoras por su contenido de grasa, y mejor aún, habría que empezar por apadrinarlos en las granjas para poder sacarlos a pasear todos los viernes por el Parque de Invierno.
Aldous Huxley: "La ciencia médica ha hecho un progreso tan tremendo que apenas queda un ser humano sano". Ahora cállate y cómete los bichos.
Saludos cordiales.
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