Mandela vive
Qué mala pata, ¿no?, que el 18 de julio sea el día escogido por los golpistas franquistas para quebrar la Democracia española hace 87 años.
Porque también el 18 de julio de cada año, día del nacimiento de Nelson Mandela, la ONU invita a las personas de todo el mundo a celebrar el Día Internacional de Nelson Mandela.
#VotaMandela dice uno de los carteles editados por la Coordinadora estatal de ONGd de cara a estas elecciones del domingo: obviamente es un recurso, una travesura, porque Madiba ya falleció hace 10 años, y si viviera cumpliría hoy 105 años. Pero los valores que representa están muy vivos y vigentes.
Así lo recordaban en Langreo, con concejalas-es, con representantes de asociaciones del consejo local, con guajas y guajes del campamento de conciliación de Sama, dos de cuyas niñas se animaron a leer algunas de las frases de Mandela:
“Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, su origen o su religión. Si a las personas se las puede enseñar a odiar, es que se les puede enseñar a amar, porque el amor es más natural al corazón humano que su opuesto”.
Mandela es un campeón de la lucha contra el racismo, contra el apartheid. Padeció por ello 27 años de cárcel. Tenía 71 años cuando salió de prisión, y poco tiempo después era electo presidente de Sudáfrica. Recibió el Nobel de la Paz.
Hasta su muerte alentó la lucha por las libertades.
Dice la leyenda sobre Mandela que tenía una especie de poema de cabecera: “Invictus”.
Estos días han vuelto a poner la película del mismo nombre, dirigida por Clint Eastwood, que narra el apoyo del Mandela-Presidente al equipo nacional sudafricano de rugby, pese a ser este un icono de los supremacistas blancos del apartheid.
El poema es de William Ernest Henley y se dice que Madela lo leía con frecuencia.
“Más allá de la noche que me cubre,
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma inconquistable.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y de lágrimas
donde yacen los horrores de la sombra,
la amenaza de los años me encuentra,
y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma”.
En reconocimiento a la contribución aportada por el expresidente de Sudáfrica a la cultura de la paz y la libertad, la ONU lo rememora.
Se reconocen los valores de Nelson Mandela y su dedicación al servicio de la humanidad a través de su labor en los ámbitos de la solución de conflictos, las relaciones interraciales, la promoción y protección de los derechos humanos, la reconciliación, la igualdad entre los géneros, los derechos de los niños y otros grupos vulnerables, así como la lucha contra la pobreza y la promoción de la justicia social.
Se reconoce también su contribución a la lucha por la democracia a nivel internacional y a la promoción de una cultura de paz en todo el mundo.
En el mensaje del secretario general de la ONU António Guterres para este año dice:
“Nelson Mandela fue un coloso de valentía y convicción. Un líder de inmensos logros y extraordinaria humanidad. Un gigante de nuestro tiempo, cuyo legado debemos honrar a través de la acción: acción para desterrar el racismo, la discriminación y el odio; acción para borrar la huella del colonialismo; y acción para promover la igualdad, los derechos humanos y, sobre todo, la justicia.
En la actualidad, la pobreza, el hambre y la desigualdad no hacen sino aumentar cada día. Los países se ven asfixiados por la deuda. La crisis climática está destruyendo la vida de quienes menos han contribuido a ocasionarla.
Y nuestro injusto y obsoleto sistema financiero internacional no está cumpliendo su función de red de seguridad mundial. La solución a todos estos problemas está en nuestras manos.
Así pues, al conmemorar la vida y el legado de Nelson Mandela, sintámonos inspiradas/os por su espíritu de humanidad, dignidad y justicia. Unámonos a las mujeres y niñas, los jóvenes y los agentes de cambio de todo el mundo.
Y actuemos para construir un mundo mejor. Muchas gracias”.
Mandela, en la voz de una niña hoy en Langreo:
“La paz no es simplemente la ausencia de conflicto; la paz es la creación de un entorno en el que todos podamos prosperar, independientemente de raza, color, credo, religión, sexo, clase, casta o cualquier otra característica social que nos distinga”.
“Mientras la pobreza, la injusticia y las grandes desigualdades persistan en nuestro mundo, ninguno de nosotros puede descansar realmente”.
“El desafío que se plantea en los próximos 50 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos, a lo largo del próximo siglo cuyo carácter debe ayudar a moldear, consiste en si la humanidad, y especialmente aquellos que ocupan puestos de liderazgo, tendrá el valor de garantizar finalmente la construcción de un mundo humano coherente con las disposiciones de esta histórica Declaración y otros instrumentos de derechos humanos que se han adoptado desde 1948”.
La ONU recordó que… “Mandela dedicó su vida a servir a su comunidad como abogado, prisionero político, pacifista, mandatario y anciano respetable, enarbolando siempre el ideal de una sociedad democrática y libre en la que los seres humanos vivan en igualdad y armonía”.
Conocido en su país con el título honorífico de Madiba, Mandela dedicó su vida a la defensa de los derechos humanos y a la lucha contra la segregación racial, contra el apartheid, hasta lograr derrotarlo.
Al apartheid, en este caso de Israel sobre Palestina, hacía referencia una de las pancartas en Sama, con la figura del niño Handala, ese que se cuela por los muros y paredes reclamando que “como en Sudáfrica” se ponga fin al apartheid del pueblo palestino, que ofende a la humanidad.
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