Los toros y la hipocresía cultural de la izquierda
Ni me gustan los toros ni he ido nunca a una corrida de toros. Dicho lo cual y al hilo de la vuelta de los toros a Gijón, me resulta llamativo que socialistas y comunistas anden rasgándose las vestiduras porque en no sé cuál pueblecito de la Comunidad de Madrid el concejal de cultura, que es de Vox, desprogramó una obra de teatro de Virginia Wolf, o en no sé cuál otro también se negaron a proyectar una película de Walt Disney porque se besaban dos personas del mismo sexo. Con lo que no se las rasgaron fue con la manera arbitraria que tuvo la exalcaldesa socialista de Gijón de cargarse los toros en Gijón por el artículo 33, es decir, porque le dio la gana, olvidando, al parecer, que los toros representan una tradición cultural española profundamente arraigada y de larga historia en la ciudad de Gijón. Pues no les tembló el pulso y los toros, les guste o no les guste, también son cultura, que no siempre tiene que ser agradable ni al gusto de todos, pero que, innegablemente, forman parte del ADN cultural de España. Cree la izquierda que tiene la auctoritas para decirnos qué es cultura y qué no es cultura. Pues no, no la tienen, así que, lecciones, las justas y menos, aquellas que vienen impregnadas de sectarismo.
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