Sin Valdediós
Luminoso es un concepto que irradia bondad en sí mismo; una especie de alegría contagiosa que todo lo envuelve, intangible y, a la vez, real. Responde mínimamente a las bondades que ha proyectado el Círculo Cultural de Valdediós desde sus inicios, dos decenios largos. Acercar la cultura, la música, la belleza de un lugar mágico, en verdad santo, para la bondad del Redentor responde, en definitiva, al ideal del laicismo para la gloria de Dios.
Sorprende tanto que ese prisma que nos refleja tenga mácula y sea suspendida la actividad en el monasterio. Esos deliciosos atardeceres musicales que resuenan verano tras verano suscitan interés a tantas personas que acuden, así como conexiones culturales durante todo el año llevando a Valdediós como bandera.
Ni en el fondo ni en la forma se entiende esta medida. El asunto pide cuando menos una revisión; me gustaría trasladar estas líneas a las altas instancias eclesiásticas de Asturias.
Somos multitud como haces de un prisma que se multiplica, trasciende el alma y la sensibilidad. El monasterio es el núcleo, lacrado al nombre del Círculo y de sus miembros -trescientos en la actualidad-, entre los que me encuentro.
Altruista, discreta, encomiable la labor de su presidente, doctor Martín Caicoya. Su respuesta le distingue.
Sería muy loable la concesión de una medida de gracia por parte del Arzobispado de Asturias para normalizar de nuevo las actividades programadas.
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