"800 balas", dos inocentes y dos borreguitas
La película “800 balas” se estrenó en el año 2002, ninguna necesitaron los asesinos de una niña de 6 años y de mi amigo Juan Carlos Beiro para acabar con su vida. Ser una política constante y leal es defender que estos asesinos formen parte de las instituciones democráticas y un asesino que intentó matar a seis niñas en Laredo sea un demócrata que salva vidas, ser falsa en la vida te traerá falsos amigos. Sus madres y su mujer piensan que olvidar es difícil porque tienen un corazón que nunca va dejar de latir, sus latidos son valientes, las madres cobardes y miserables deberían explicar a sus hijas e hijos que si una bomba colocada por estos hombres de paz acaba con su inocente vida o la de su padre no será una injusticia que merezca una acusación y sí un silencio ruin buscando la absolución de sus ejecutores. La novia catalana de la muerte utiliza el sesudo argumento de que estos asesinos ya no matan y el problema esta superado, el convenio de Estambul, la Constitución y la ONU nunca superan que haya 379 asesinatos sin juzgar mientras estos demócratas criminales que fueron cómplices o ejecutores se nieguen a colaborar con la justicia de un país democrático, mentir o reírse de las mujeres cuando violadores o asesinos quedan libres las destroza pero la maldad de algunas mujeres las destroza aún más. En la vida ser infame es defender a una mujer que utiliza la violencia de género solo con fines económicos y callar ante un hecho juzgado con sentencia firme por los abusos de una menor en la Comunidad Valenciana, para la defensora legionaria de la mujer ser una menor abusada o asesinada no merecen su hipocresía, escuchar su verdad para seguir viva de la menor y respetar a la niña asesinada no están a la altura de su feminismo sectario e infame. Deseo que las dos Borreguitas que solo blanquean el rojo de la sangre de unos carroñeros de la muerte le pregunten al Norit demócrata por qué el blanco de la infancia y el azul de un asturiano nunca se van a blanquear, justificar a asesinos de niñas es lo más deplorable que una madre puede hacer en la vida. Una madre siempre piensa dos veces, una por ella y otra por sus hijas e hijos, la pérdida de un ser querido ejecutado por unos miserables asesinos que apretaron el gatillo o colocaron la bomba para acabar con sus vidas dejando a sus amiguitas sin su calor y a su familias sin su amor, sustantivos que les quedan grande a algunas madres. El mundo no está en peligro por las malas madres, sino por aquellas que permiten la maldad. He acusado las injusticias porque no quiero que mi silencio las absuelva.
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