Abandono en la salud mental infanto-juvenil de las Cuencas
Mi nombre es Covadonga, soy madre de una adolescente que sufrió acoso escolar.
Estas palabras salen de mí, pero creo firmemente que representan a otras muchas familias.
La situación de la salud mental infanto-juvenil en las Cuencas está fatal, nos sentimos abandonados por los responsables sanitarios, los que toman las decisiones de cubrir vacantes, aumentar personal e invertir en esta pandemia.
Me dirijo a ustedes, para que sepan de primera mano el calvario por el que estamos pasando muchas familias.
Con este escrito queremos dar voz y que nos oigan, que alcemos nuestras voces para ser escuchados y se tomen las medidas oportunas.
Con esto no quiero decir que los especialistas que tenemos no valgan; todo lo contrario, en todo este tiempo encontré especialistas preocupados por sus pacientes, pero sin medios.
El Área VII y el Área VIII, que somos las Cuencas, compartimos psiquiatra y psicólogos en infantil.
El psiquiatra tiene tres días para el Caudal y dos para el Nalón, dado el alto número de pacientes que hay no puede dar abasto a atenderlos a todos.
Hay tres psicólogas, hasta hace poco solo una baja cubierta, esta semana se cubrió otra plaza, menos mal.
Nos sentimos abandonados y sin poder hacer nada, no todo el mundo puede permitirse una sanidad privada.
Además, esta enfermedad también hace que la persona enferma tenga que estar controlada los 24/7.
Yo me puse enferma y estoy de baja, pero en mi caso me he planteado pedir una excedencia para cuidar a mi hija, con lo que ello conlleva. Yo pude llevarla a un especialista privado, pero si me echan de mi trabajo o tengo que pedir una excedencia, quién nos va ayudar.
En los hospitales de las Cuencas no hay psiquiatría infanto-juvenil.
Si a nuestros hij@s los tienes que llevar por urgencias, son atendidos por psiquiatras de adultos.
Mi hija necesitaba ser ingresada el 9 de febrero e ingresó el 16 de mayo, y porque peleé y luché, y porque ustedes me sacaron la noticia.
En el HUCA hay ocho camas para toda Asturias, en diciembre eran cinco.
Ese 9 de febrero fue la última vez hasta el día de hoy que cubrieron otra baja, por fin cinco meses después.
Una especialista la trata; por primera vez hoy, fuimos a ella.
Nosotras pedimos que se hagan cumplir los protocolos de acoso a la primera señal, cuando un alumn@ lo cuenta o unos padres lo cuentan.
Que todos los alumnos con TEA tengan los apoyos suficientes y la dotación de recursos, no se puede cargar esa competencia a los centros escolares, los cuales no están preparados.
Las dos Cuencas deben ser cubiertas con los recursos necesarios, que se cubran las vacantes, que se refuerce un psiquiatra.
Que se nos ponga una unidad terapéutica de ingreso, en cualquier hospital de las Cuencas.
Que aumente las plazas del HUCA, ocho son insuficientes.
Un centro que cuando te veas en la situación sepas dónde acudir, para informarte, yo lo supe cuando salió la noticia en su periódico que Encarna, presidenta de ACAE, me ayudó, me informó y me aconsejó.
No vendría nada mal la importancia de un centro coordinado y bien formado, donde las familias podamos acudir y que las consejerías interactuarán.
Para finalizar, como madre que escribe estas líneas con la ayuda de otras cuatro personas maravillosas que sin conocernos de nada nos apoyamos mutuamente.
Creo que nos unió la impotencia, la rabia, el no saber qué hacer y el miedo, mucho miedo, el mismo miedo que nos unió nos dio y da la fuerza para luchar.
Tenemos una plataforma recogiendo firmas para solicitar el centro de coordinación.
Por último, dar las gracias a Encarna, presidenta de ACAE; a Charo, presidenta de la asociación de TEA del Nalón; a Silvia, otra madre desesperada, y a Arancha.
A los ayuntamientos por ayudarnos a presionar y a dar voz y empujarnos a seguir luchando; por mi parte, el Ayuntamiento de Mieres y el de Lena, y me consta que los de la otra Cuenca también.
A IU y el PSOE por apoyarnos.
Yo personalmente tengo que darle las gracias también a Julio El Delfín, a Llena visual, por sacar la carta.
A los componentes de Renciella, Andrés, y todo su equipo. Cómo no, a nuestras familias, que allí están aguantando y sufriendo.
Gracias por todo, y a remar todos en la misma dirección para conseguir una salud mental digna.
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