Algunos ministros, peor que los niños de Primaria
(A la ministra de Sanidad, doña Leire Pajín).
El pasado 25 de noviembre una sorprendente noticia abre todos los telediarios: la ministra de Sanidad trasladará al Parlamento la propuesta de retirada de la custodia de los hijos a todos los «cónyugues» que estén incursos en procesos de maltrato o de violencia de género.
Señora ministra, me permito aconsejarle que antes de cursar su propuesta retire la «u» de esa palabra cuyo uso, hasta los más elementales diccionarios de Educación Primaria y Secundaria, registran como un vulgarismo inaceptable.
Más aún, queridos lectores: la Ministra no improvisa, sino que lee un texto (entiendo que perfectamente mecanografiado, porque, de lo contrario, el mal sería endémico y extensivo a sus asesores). ¿Significa eso que la señora ministra ignora la fonética de la consonante «G» acompañada de ciertas vocales? ¿También desconocía, quizá, la palabra «incurso» y por eso se trastabilló y la confundió con incluso?
A cualquier cargo público de este rango debiera presuponérsele, y los votantes deberíamos exigirle, una cualificación y una formación académica universitaria «conditio sine qua non» para asegurarnos un digno desempeño de sus funciones. Pero ¿acaso dicha exigencia nos obligaría a prescindir de muchos de nuestros actuales ministros y parlamentarios de abultado currículum?
Un albañil que no sepa colocar ladrillos adecuadamente no puede construir un edificio sin que se caiga; sus señorías no pueden comunicar si desconocen las más elementales reglas gramaticales del uno y único idioma que la mayoría habla, y que ustedes tergiversan y confunden, no sabemos si con más desconocimiento, pero sí con más empeño que los niños de Primaria.
Tenga la deferencia, pues, señora ministra, de revisar siquiera alguna de esas reglas básicas; no se obsesione únicamente con los femeninos y con los plurales analógicos, sobre cuyo uso le puede ilustrar a la perfección un virtuoso de la lengua, A. Pérez-Reverte, en su artículo titulado «Aceituneros y aceituneras». Pida a los Reyes/Reinas Magos/Magas la nueva ortografía de la RAE que, en breve, saldrá a la venta y, antes de estudiarla a fondo, prométanos solemnemente que no asumirá jamás la titularidad del Ministerio de Educación.
Todo aquel que no sabe, aunque sea señor y príncipe, puede y debe entrar en el número del vulgo (Cervantes dixit).
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