Enemigos congénitos
Cualquier cantidad. Si fuéramos inmortales, digo yo, que tendríamos muchos menos, hasta puede que ninguno. Pero no tiene mucho sentido especular con supuestos imposibles. Todo bicho viviente casca.
Dada esa condición sine qua non, el que más, al enemigo, me refiero, el que más, o por lo menos uno de los que más, nos jode la paciencia, es el puto tiempo.
Por supuesto que no me refiero a la condición climática, sino a ese intangible que, según nosotros, discurre, pero que realmente, fuera de cualquier consideración científica, al menos pa mí, ni siquiera existe. Su “existencia” nace de una ineludible necesidad. Si no, ¿cómo coño ibas a quedar con la carajita pa mañana? Y pa pasao, y pal otru día, y pal otru y el otru, y pa todos los días; hasta que la muerte nos separe. Como, en mi caso, prometí respondiendo a la propuesta del cura que nos casó.
Y aunque el cura no lo hubiera propuesto ,la misma otro, por supuesto. Esta no es una cuestión de compromiso, de cumplir una palabra o un contrato, verbal o escrito. De pensar, imaginar o proyectar. Todo ello temporal. Solo el sentimiento puede hacerlo vitalicio desde el momento de su inicio.
De manera que damos por buena la existencia de ese factor (el tiempo) inexistente. Aunque lo des por malo, tienes que aceptar ser su penitente. Lo cual, evidentemente, te hará ser aún más penitente.
Dudo que alguien, en algún momento, esté de acuerdo con la forma de discurrir por él. (Esa es la realidad, tú discurres por el tiempo que te has inventado) Aunque en ocasiones sea inconsciente, la disconformidad siempre está presente. Lo quieres más lento, más rápido... Que se encuentre en un contenedor más pequeño o más grande. ¡Joder, se me acabó el tiempo! Jo, ¿con qué coño lo lleno yo este jodido tiempo de aburrimentación?
Esto último, precisamente, es lo que me tiene ahora mismo aquí, escribiendo tanta huevonada.
Plis. Voy a ver si La Nueva publicó o no mi última.
Miré y que no. Y eso a mí me quita las ganas de llenarlo (el tiempo) así, escribiendo. De manera que hasta aquí.
Aunque esta no la voy a mandar mientras no publiquen la anterior, si es que llegan a hacerlo.
Ver veremos si estas reflexiones, como los suspiros de Gustavo, son aire y, además de a mi PC, no acaban en otro sitio que no sea al aire.
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