Cura, cura, sana...

Ahora que casi todo el mundo se queja de la mala atención médica, más acusada tras la pasada epidemia, creo que sería muy conveniente recurrir a los remedios de la medicina popular incluyendo también los propuestos por personas anónimas que, llenas de buena voluntad e ingenio, procuran comunicarnos sus ideas y experiencias.

Para no ser exhaustivo, muestro algunos casos con la sola intención de darlos a conocer, sin pretender en absoluto sustituir la atención médica ejercida por sus profesionales, que harto tienen con atendernos, al parecer con los escasos medios humanos con los que cuentan. Y que, a pesar de las quejas de todo el mundo, ha tenido muy poco caso o ha merecido muy pocas propuestas en los programas de los partidos políticos de las pasadas elecciones, donde ha brillado el insulto, la descalificación y la deslegitimación.

Pero volviendo al tema que nos ocupa, ¿qué se puede hacer -por ejemplo- si a alguien se le ha quedado mal cuerpo, después de haber hecho la declaración de la renta -nada extraño por otra parte- y necesita depurarlo? Una solución podría ser la de procurarse una simple colección de hierbas compuesta de corteza de cruschina, cilantro, raíz de regaliz, hoja de sen, hierba pimienta, hierba violeta tricolor y hoja de gayuba, todas muy fáciles de encontrar en cualquier prado. Por la noche añadir una cucharada de esta mezcla triturada a un termo con agua caliente y tomar la infusión por la mañana, eso sí, filtrada previamente. Según los que la han tomado, han empezado a notar sus efectos al cabo de cuatro semanas.

Si de lo que se trata es de falta o bajón de las vitaminas más habituales A, B, C y E, se puede recurrir a una ingesta importante de plátanos con todo y su piel, que también contiene vitaminas y antioxidantes, además de ser rica en fibra. Algo que muchos nutricionistas pretenden ir incluyendo cada vez más en nuestra dieta, para recordarnos que, alguna vez, en el proceso evolutivo de nuestra especie, fuimos rumiantes.

Y, continuando con las carencias, ¿qué solución alternativa tenemos si se trata de yodo, tan importante para el buen funcionamiento del metabolismo, el desarrollo del cerebro y el sistema nervioso? Normalmente, lo conseguimos a través de la sal yodada, el pescado y el marisco. En este caso, se propone aplicar pinceladas de tintura de yodo, disponible en farmacia, en los talones por la noche a la hora de ir a dormir -aunque sus promotores no indican qué tipo de sábanas hay que usar o si es mejor dejar los pies fuera de la cama o encima de un taburete-. El por qué en los talones, supongo que es porque el efecto de pisar contribuye de alguna manera a que se incremente su absorción en el organismo.

También conviene tener en cuenta ahora, en tiempo de verano en que se prodigan las cenas y las veladas familiares o con amigos -donde se suele comer y beber más de lo habitual-, con la secuela de digestiones pesadas, hinchazones de estómago y otras molestias, que no hay nada como recurrir a la humilde patata por sus propiedades antiinflamatorias, eso sí, olvidándose de pensar en tomarlas fritas a las tantas de la mañana. El truco está en beber el jugo en crudo, después de exprimirlas, si bien habiendo tenido antes la precaución de dejarlas ciegas, es decir de quitarles los ojos. No se especifica cuántas patatas hay que usar, si una grande o varias pequeñas, ni tampoco si deben ser de freír, de cocer, si blancas o rojas, lisas o arrugadas. Como no se indica la cantidad a ingerir es de suponer que con vaso mediano es suficiente, dependiendo claro está del tamaño de la curda.

Para el insomnio que lleva parejo las calurosas noches veraniegas, también existe un extraordinario remedio, en el que interviene el humilde ajo, condimento de nuestras comidas, tan beneficioso para la salud. Al parecer, solo hay que poner un diente de ajo debajo de la almohada. Alegan que se duerme mucho mejor y más tranquilo, debido a los efectos sedantes de las sustancias sulfurosas y su aroma o quizás como defensa para no olerlo o a un posible efecto narcótico desconocido.

Por seguir con los efectos beneficiosos del ajo en nuestra salud, se menciona que el consumo diario de ajo fortalece el sistema inmunitario por sus propiedades antibacterianas y antifúngicas, sin embargo, es extraño que no se haga ninguna alusión al más que posible efecto antisocial que también conlleva su consumo. Me viene a la memoria la anécdota de hace muchos años cuando los jóvenes de un pueblo, el día que había confesiones generales por Semana Santa, merendaban ajos asados antes de ir a confesarse para reducir al mínimo el tiempo de la confesión con el cura.

La creencia en las propiedades sanitarias del ajo incluye efectos preventivos, por ejemplo, se pueden evitar dolores de oído y catarros en los niños, colocando medio diente de ajo en el oído. Del mismo modo que se puede preparar un “fervinchu” de cebolla en leche caliente para curar más rápidamente los resfriados, la congestión nasal, el dolor de garganta y la tos.

No todo pasa por la ingestión de comida o bebida, como hemos visto con la mencionada tintura de yodo en los talones. Algunos sugieren que la gimnasia puede ayudar a conservar y fortalecer la audición con ejercicios sencillos para aumentar la circulación sanguínea alrededor de los oídos. Solo consiste en frotar los lóbulos de las orejas con las palmas abiertas en el sentido de las agujas del reloj, tirar de los lóbulos hacia arriba y hacia abajo, rodearse la cabeza con las manos y golpearse suavemente la nuca con los dedos, apretar las orejas con las palmas para crear una presión y, a continuación, retirar las manos bruscamente. Repitiendo estos sencillos movimientos quince veces cada mañana. Puede que el ejercicio contribuya a mantener la audición, pero lo que sí es seguro es que las orejas estarán más fuertes, incluso más grandes, y puede que con el tiempo sería posible realizar ejercicios de iniciación al vuelo, aunque nada más sea rasante para empezar.

En fin, vemos con estos pocos ejemplos de muestra cómo tenemos a nuestra disposición todo un reportorio al que recurrir, sin necesidad de pasar por los ambulatorios, para resolver la mayoría de las pequeñas incomodidades de salud en nuestra vida diaria. Yo añadiría, sin exagerar, que si nos acostumbramos a usarlos, podríamos reducir de manera importante el presupuesto de la Seguridad Social, de manera que nuestros gobernantes podrían disponer de más recursos, por ejemplo, para realizar viajes culturales, visitar museos, aprender idiomas o cultura general, seguir cursos de economía práctica y técnicas de negociación o dotarse de una flota entera de Falcon, para no perder ningún segundo de su extenuante labor en pro de la mejora de la cosa pública y nuestro nivel de vida. Aunque nada más sea por eso, creo que vale la pena.