Sin ética ni crítica nada será
La ética es mejor que el beneficio económico como argumento de futuro, por eso lo mejor es enemigo de lo bueno para el negocio y, por ende, nunca se le ofrece a la gente lo mejor. Además la gente vive angustiada por su propia y necesaria avaricia económica para sobrevivir. Progresa la avaricia, se acapara la riqueza y el que triunfa se lo quedará todo si no ponemos remedio. La crítica mejora la visión de la realidad y hace entender la postura del otro sobre esa misma realidad (problemática si así se quisiese ver) para mediante argumentos llegar a una posible solución ética.
La Historia de la humanidad fluye entre dos potenciales: por una parte, la avaricia del poderoso en disponer de la libertad de los otros para vivir él a su antojo; por otra, la necesidad (más que avaricia económica) del débil en existir como individuo disponiendo de su libertad para entregarla generosamente, y lograr así sentirse libre. Como ven, en esos potenciales es crucial la paradójica libertad: el poderoso vive esclavo dependiendo de quienes le sirven y el débil deja libre a la libertad para servir a su alrededor, como hizo Tolstoi al final de su vida. No lo duden, los seres humanos afrontarán su destino y ganarán la partida: lo expresa muy bien el famoso poema “Invictus” (W. E. Henley). Nada es fruto del azar y la necesidad, pues, jugador y dados, están predestinados a que del cubilete salga la jugada ganadora que ha estado allí siempre (paradoja de Schrödinger). Creo realmente que Dios sí juega a los dados y que, como es Dios, si lo cree conveniente los lastra. De suyo los ha lastrado muchas veces. No puede consentir que se termine su juego o que ni siquiera se juegue: por eso aparecieron las arrugas del espacio tiempo nada más comenzar. Y, así como Leonardo Torres Quevedo creó al “Ajedrecista”, creó a la humanidad como su mejor jugador, y vio que era bueno. A veces la humanidad, queriendo ser como Dios, hace trampas y, olvidando ética y crítica, crea futuros inciertos como los de ahora: el cambio climático (un proceso termodinámico planetario) que no parará hasta alcanzar un nuevo equilibrio; “La Máquina” (suma de robótica más IA), que sin crítica por su mal uso, está modificando la ética social y romperá su armonía; o el totalitarismo creciente que quiere ser argumento de todo y cultura central del mundo.
Solo desde aspectos críticos tolerantes sobre la opinión del otro, será posible la colaboración para enfrentarse a un futuro ineludible que se prevé angustioso y catastrófico, para muchos individuos de la humanidad. El cuándo y cómo quede resuelto dependerá de si somos capaces de hacer autocrítica individual y, conjuntamente con todos, tener la ética de dar libertad al individuo y aceptar su diversidad con sentido universal o katholikos: siendo en tanto todos somos diferentes.
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