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Repensar la izquierda

11 de Agosto del 2023 - Marcelo Noboa Fiallo (Gijón)

Toda presentación de un libro tiene un valor por sí mismo y si, en el transcurso de dicha presentación, se abordan los fantasmas que subyacen en la historia de los últimos 80 años de España, miel sobre hojuelas. Es el caso del libro “Ochocientos brazos”, del historiador Miguel Muñoz. Libro intenso y complejo porque aborda el devenir del movimiento obrero ferroviario durante el franquismo y sus consecuencias en la democracia.

En el transcurso de la tertulia posterior a la presentación, el propio autor “abrió un melón”, el que forma parte de las distintas interpretaciones y tomas de postura que las izquierdas han dado no solo a la Transición, sino al papel que las mismas jugaron durante el tardofranquismo, posfranquismo y primeros años de democracia. Y como siempre hay quien, sin red, se lanza a encontrar todos los males de la democracia actual en las decisiones que se tomaron en aquellos convulsos e históricos años.

Es el caso del propio ponente del libro en cuestión, quien, al hilo del interesantísimo debate sobre el grado de intensidad con el que el franquismo impregnó a la sociedad española durante 40 años, señaló que podemos encontrar las razones del comportamiento electoral de la sociedad española actual, especialmente del voto a PP/Vox, en ese nivel de impregnación en los años del franquismo: “No olvidemos que en las pasadas elecciones nacionales el tiket electoral de PP/Vox obtuvo más de 12 millones de votos”, sentenció.

Con ese paradigma, ¿cómo se explica que la sociedad española de principios de los ochenta, todavía más impregnada de franquismo que la actual, votará al PSOE de manera masiva? Obteniendo un récord histórico de representatividad con 10 millones de votos. Es obvio que la impregnación ideológica del franquismo estaba más presente en la sociedad española de los ochenta que la actual de la segunda década del siglo XXI, cuyas generaciones en muchos casos les cuesta identificar al franquismo y a la Guerra Incivil.

El auge de la extrema derecha en Alemania (AFD) que, según las encuestas, obtendría el 20% de votos, sería la segunda fuerza política, por encima de los socialdemócratas, ¿nos tiene que llevar a concluir que 10 millones de alemanes están impregnados de nazismo 80 años después? Y el avance de las extremas derechas en el norte de Europa (especialmente países escandinavos) que no han tenido experiencias nazi/fascistas, todo lo contrario, sociedades envidiadas por sus niveles de vida y su Estado del bienestar, hoy tienen un problema con la extrema derecha. ¿Son fascistas todos los italianos que han elegido un gobierno neofascista?... ¿Y si nos trasladamos a América? No es nada inverosímil, ni una distopía que, si nadie lo remedia, los estadounidenses podrían llegar a estar gobernados por un presidente desde la cárcel, dado que nada se dice en su Constitución al respecto para impedirlo.

Creo que la pregunta más relevante de estos meses (al menos para España) es: ¿cómo es posible que un gobierno que, en cuatro años, desarrolló las políticas más progresistas que se recuerda en la historia moderna de España y que ha conseguido datos históricos en empleabilidad, en crecimiento económico, en derechos sociales, laborales, en derechos civiles, no haya conseguido el respaldo mayoritario del cuerpo electoral? ¿Cómo es posible que quien haya pasado de contratos de semanas con sueldos miserables a un puesto de trabajo estable vote a Vox? ¿Cómo es posible que un 28% del colectivo LGTBI vote al PP y un 9% a Vox?

Pretender lecturas y análisis políticos desde paradigmas propios de hace medio siglo es vivir en la inopia y desconocer el modelo social en el que las sociedades modernas se han instalado. Es despreciar el papel que juegan las nuevas tecnologías, los Youtubers, “tik-tok”, los “Influencers” (cómo odio esta perversión y banalización de la palabra) al servicio de bulos, creación de estados de opinión, soluciones mágicas a problemas complejos; seguir pensando que los medios tradicionales de comunicación son los que verdaderamente generan opinión es vivir en el siglo pasado (El País tiene una tirada diaria de 110.000 ejemplares en papel y 250.000 suscriptores digitales. Tik-tok tiene 14 millones de seguidores).

En 1980 vivíamos en una sociedad donde todo (todavía) permanecía “permanente”. Hoy vivimos en una sociedad líquida (todo es efímero e inestable). Nadie quiere leer más de dos líneas. La derecha y, en especial, la extrema derecha controlan este “mercado” (léase a Steve Bannon), mientras la izquierda sigue culpando a la historia y manejando códigos que han dejado de tener relevancia, presencia y “gasolina” motivacional. La “solidaridad” pronto desaparecerá de la RAE por falta de uso y la izquierda mirándose el ombligo.

Es urgente y necesario repensar la izquierda, y los sindicatos ni te cuento.

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