20 años de Caracoles zapatistas

Los Caracoles Zapatistas cumplen 20 años.

Aunque ahora a la mayoría de nuestros jóvenes no les diga nada la expresión Zapatistas, o incluso ni sepan dónde se encuentra Chiapas… lo cierto es que Asturias tiene una sólida relación de fraternidad con aquel estado mexicano. Ahora se cumplen 20 años de la creación de “los caracoles” zapatistas. Una peculiar organización propia, autónoma, de las comunidades indígenas. Los Caracoles, y las Juntas de Buen Gobierno, supusieron un paso decisivo en la autonomía de facto en Chiapas.

Antes tuvieron que transitar por diversas traiciones, la más importante, tras el millón de acompañantes a la “marcha de los del color de la tierra”, en el Zócalo de la capital mexicana, el que el Congreso negara la posibilidad de dar cumplimiento a los Acuerdos de San Andrés entre el EZLN y el Estado mexicano firmados con la intermediación entre otras figuras la del obispo de San Cristóbal de las Casas don Samuel Ruiz.

Los propios zapatistas han contado las historias de los caracoles y sus juntas de buen gobierno. En el texto “Chiapas: la treceava estela”, publicado en siete partes en julio de 2003, explicaron las razones e hicieron un balance de lo logrado y los problemas hasta ese momento. Para el caso de las juntas del buen gobierno, la historia se remonta a diciembre de 1994, cuando fueron creados los municipios autónomos rebeldes zapatistas (MAREZ) y sus consejos autónomos, un ejercicio de autonomía indígena, “conducido por las propias comunidades”, y en el que “el EZLN se ha dedicado únicamente a acompañar, y a intervenir cuando hay conflictos o desviaciones”.

En abril de este año a los 101 años fallecía Pablo González Casanova, quien fuera nombrado comandante de forma honoraria por el EZLN (Comandante Pablo Contreras, alta simbología pues en el EZLN el grado real más alto es de subcomandante). Don Pablo, que había sido rector de la Universidad más grande de América, dejó dicho: “Si la izquierda quiere encontrar su camino tiene que respetar a los pobres de la tierra. Está obligada a adquirir un compromiso, a la vez moral y político, y comprobar que cumple en cada uno de sus pasos. No es hora de recriminaciones, sino de convocatoria a una nación como la mexicana, donde la inmensa mayoría de la población es de ciudadanos pobres. Es un llamado a respetar y apoyar otros movimientos emancipadores como el de Cuba, Venezuela, Ecuador, Brasil y Paraguay, que tienen el camino abierto para profundizar y extender el poder de sus pueblos cada vez más organizados, educados, informados y creadores”.

En diciembre de 2022 se cumplían 25 años de la masacre de Acteal, en cuyo rechazo se movilizó la solidaridad asturiana.

En territorio rebelde, el cargo de autoridad no tiene remuneración, “es concebido como un trabajo en beneficio del colectivo y es rotativo”. La comunidad ayuda con su manutención y también sanciona o remueve a las autoridades que no cumplen su encargo. Solo los civiles pueden ocupar cargo de autoridad, sea en la comunidad o en los municipios autónomos. Son estos consejos autónomos los encargados de “construir las condiciones materiales para la resistencia”, los “encargados de gobernar un territorio en rebeldía”, sin apoyo institucional alguno. Los logros desde entonces son impresionantes en muchas áreas: salud, educación, justicia, comunicación, igualdad de género, trabajo, vivienda, tierra, comercio, alimentación, cultura...

Sin embargo, los zapatistas identificaron problemas como el desequilibrio en el desarrollo de los municipios autónomos y de las comunidades, problemas entre municipios autónomos y entre estos y municipios gubernamentales, denuncias por violaciones a los derechos humanos y otros más. Así, “para enfrentar los problemas de la autonomía” y para construir “un puente más directo entre las comunidades y el mundo”, fueron creadas las juntas de buen gobierno, que también garantizan el mandar obedeciendo.

Las juntas están compuestas por dos o más delegados de cada uno de los consejos autónomos de los municipios de cada zona y tienen sus sedes en los caracoles.

Antes de los caracoles en la Chiapas zapatista los pueblos rebeldes construyeron los Aguascalientes, un espacio de diálogo y encuentro entre los zapatistas y la sociedad civil nacional e internacional. Uno de estos Aguascalientes fue destruido por el Ejército federal al mando de Ernesto Zedillo en 1995. A partir de ahí, empeñados en construir y comunicar los proyectos de vida en sus territorios y en el mundo, los mayas rebeldes crearon otros cinco Aguascalientes, en Oventic, La Realidad, La Garrucha, Roberto Barrios y Morelia. Fue en agosto de 2003 cuando los zapatistas acordaron que los Aguascalientes debían morir, y dar paso a los primeros cinco caracoles.

En 2019 los zapatistas anunciaron que, como parte de la campaña Samir Flores Vive, habían reorganizado y expandido sus territorios hasta 12 caracoles y sus respectivas juntas de buen gobierno. En 2021 “los zapatistas invadieron Europa” (Travesía por la Vida-Rumbo a Europa) y tras diversas peripecias solventaron las burocracias neocoloniales y desplegaron varios grupos de escucha y palabra por el viejo continente: dos de esos grupos llegaron hasta Asturias. Antes un pequeño velero rebautizado como “La Montaña”, con un “Escuadrón 4-2-1” a bordo, lograba llegar a las costas galegas. “Frente a la destrucción del planeta, una montaña navegando en la madrugada...”. (Y sobre ese viaje en enero de este año Diego Enrique Osorno presentaba en el Festival de Rótterdam el documental del mismo nombre, “La Montaña”).

Sin embargo, la situación actual de los pueblos mayas no es nada sencilla en Chiapas: la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos reporta que México acumula 46 indígenas asesinados o desaparecidos entre 2019 y 2023 “por ser defensores de sus derechos, pueblos y comunidades”.

Organizaciones civiles documentan que Chiapas se encuentra al borde de una guerra civil y hay cientos de desplazados forzados internos a causa de la violencia. Los caracoles hasta el momento han logrado revertir la presencia del narco en los territorios, así como acompañar a los grupos y personas migrantes. El himno zapatista fue traducido y cantado n’asturianu por “Pandereteres nun tamos toes”…