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Mi verdad poética

16 de Agosto del 2023 - José Luis López Tamargo (Oviedo)

Vendrán eras en las que falsos profetas hagan su agosto, cambios y alteraciones del ecosistema con visos de ciencia ficción, de pugna por los recursos naturales más básicos: el aire, las energías, los bosques y el agua pura de lagos y manantiales. Abogo firme por la ayuda samaritana y la humanista, por la entrega sin terrores a otro ser humano, ser mutante y proteico Prometeo, en continua y desaforada autotransformación, cada vez más cyborg. Lo figurativo dio lugar a instalaciones de arte sin sujeto ni objeto humano, puro culto a lo tecnológico como abstracción que refleja nuestro sino de silicio.

El novecentismo español, raciovitalista y orteguiano, firmaba por la “deshumanización del arte”. Marinetti, modernista cantor de los avances tecnológicos, fue admirado por Ezra Pound. Kraftwerk homenajeaba a la radioactividad y los robots. La inteligencia artificial es el término inquietante que lo condiciona y condicionará todo. La poesía no está muerta, sin embargo. Nos inunda en formatos publicitarios, en la alta cultura y las tradiciones, en los folclores aldeanos, en el rap y los foros digitales. Pequeñas editoriales alientan renacimientos, alumbrando versos excelsos y cotidianos.

Nos hemos vuelto todos poetas y poetisas para proclamar que respiramos, que somos Kintsugi, experiencia, literatura vivida, de la buena y de la horrísona; lo que intuimos, silentes, de Cristo, de trascendencia laica, tras el darwinismo, Freud y Marx, Tristán Tzara, Hitler y Gulags, la disuasiva bomba atómica y Jane Fonda, Bin Laden y tantas decepciones seudorrevolucionarias de salón, pandemias y guerras en Ucrania. El pasado nunca fue mejor, pero hay que alcanzar la plenitud de lo radiante.

Las cartas no están tan marcadas. Podemos atravesar las puertas de la falsa percepción. Poesía suena a femenino: las mujeres leen más, cultivan más su interior. La revolución poética pretendida será femenina o no será. Aunque las mujeres se nieguen a parir, lo femenino es algo más humano, colaborativo, horizontal, de cuidado ético y preservación de la vida, no necesariamente de alquiler. Custodios de ternuras y tesoros que desarman armaduras caracteriales de acero, de héroes por un día, en pos de su arca de la alianza. El malestar es ser tan solo sueños de sombras.

En un mundo sin paraísos colectivos utópicos ni desvelos altruistas por el débil, estamos de lleno en una Babilonia postcristiana, mercurial, tragicómica, histriónica, laberinto de soledades abyecta y de Dorian Gray.

Genios fueron Dalí, el inventor del móvil, Picasso y Madame Curie. Posamos para autorretratos de teléfono móvil cual monos adolescentes de un narcisismo explorador, no cauterizado en la fase vital acneica. Queda una eternidad sin forma, superación de todo muro o límite espacio-temporal, donde, además de lo supremo divino, seremos ecos de todas las sabidurías humanas y actos bellos desde la primera luz. La vida es algo más que un breve y fugaz entremés de clones. Para dotarnos de algún sentido, sigamos el hilo de los antepasados, a la natura y al amor que cuanto más se da, más nos acrecienta y limpia.

Mi admiración por los más luminosos rosetones y la música de las esferas celestes.

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