Controladores: Cuando las barbas de tu vecino veas...
Desconozco el entramado de las negociaciones sindicales del colectivo de controladores, pero no se hacen así las cosas. No tienen justificación, que somos todos mayorcitos. Una rabieta colectiva no puede acabar con el abandono de los puestos de trabajo si de tu labor dependen tantísimas personas, con sus niños que van a Eurodisney o con los abuelos enfermos, con la nieve o con la playa esperando para 4 días, que la mayoría habían planificado este puente en compañías baratas con mucha antelación sin que hubiera ninguna huelga legal prevista en el horizonte aéreo...
Si AENA va a hacer (como salió diciendo vuestro representante en TV) que devuelvas en horas las 16 semanas de baja maternal (no me lo puedo creer) te vas al Juzgado a la vuelta del puente y además planteas una huelga legal, con sus servicios mínimos, etc., para Navidad si quieres y si te da tiempo, guapita, y no te ríes delante de las cámaras cuando te escolta la Policía Nacional en pleno "ataque de ansiedad", que tu imagen no era para nada compatible con dicha patología desde el punto de vista profesional.
Todos mis respetos para los verdaderos ataques de ansiedad que pudieron producirse realmente, pero, en esos casos, tendrían que haber sido relevados por controladores de retén, de guardia localizada o como quieran llamarlo.
Y encima tenemos que oir, ya tardaban algunos sectores, que toda la culpa fue de los médicos que firmaron las indisposiciones, claro, muy fácil...Llega a Urgencias un paciente que refiere que le duele el pecho, tiene palpitaciones, espasmos abdominales, le revienta la cabeza, siente pitidos en los oídos y efectivamente tiene en esos momentos las constantes algo alteradas, y a ver qué médico es el guapo que no firma un informe de indisposición.
Que no se preocupe el Ministerio de Sanidad, que, aparte de nuestra vocación de servidores públicos para los que resulta impensable abandonar nuestros puestos de trabajo sin el indispensable relevo (aunque intenten lincharnos o nos ataque una verdadera migraña), los sueldos de los médicos no nos permiten ni en sueños jugar con los garbanzos de nuestras familias como han hecho alegremente estos días los controladores. Seguro que no peligraban sus patrimonios, pero han puesto en entredicho su dignidad como profesionales.
Ya podía haberse decidido el presidente Aznar a declarar el Estado de Alarma (incluso el de Excepción) al día siguiente del horroroso 11-M, cuando también hubiera estado más que justificado.
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