La carretera a los Lagos
No sé a ciencia cierta si fue el año 1958 o 1959. Era el mes de agosto, eso sí. Estando en la pradera del lago Enol me dio el primer ataque de gota. Desconocía tal nombre, pero además veía que me resultaba imposible andar. Me bajaron unos desconocidos turistas en su coche a Covadonga. La carretera entonces estaba en un muy mal estado. Había oído que la iban a asfaltar, como así se lo dije a ellos. De los dos turistas uno era catalán y el otro hablaba el inglés en un acento un tanto extraño para mí. Y lo poco que hablaba me lo traducía su compañero.
Y a lo que vamos. Al oírme hablar del asfaltado programado para la carretera a los Lagos, parecía que el americano manifestaba su desacuerdo con tal proyectado arreglo. Como si fuese más bien un desarreglo. Era para él una barbaridad. Para él debería ser un crimen subir y bajar de los Lagos en coche. Ese maravilloso lugar merecía el respeto y el esfuerzo de caminarlo a pie. Una vez ya en Covadonga, Celso Carrocera me dice que el americano era Truman Capote.
Cuando hoy tanto se habla de proyectos para la subida a los Lagos, me vuelve a aparecer este recuerdo. No soy quién para hablar de este tema de otra manera. Solo me atrevo a enviaros el sorprendente recuerdo de aquella inolvidable sorpresa.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

