España necesita a Vox
Disminución de los impuestos y de la interferencia política en la economía, reducción del gasto público sin afectar a los servicios básicos, defensa de la igualdad de los españoles y supresión de las barreras lingüísticas que quiebran la unidad del mercado laboral español y la libertad de fijación de residencia en cualquier región, racionalización de la organización territorial de España con la paulatina devolución de las competencias vertebradoras (educación, sanidad y justicia) al gobierno de la Nación, impulso a la libertad y a la excelencia educativa libre de interferencias ideológicas y adoctrinamiento, priorización de los intereses nacionales por encima de agendas globales impuestas por organismos internacionales, defensa firme del derecho de propiedad y desahucio exprés de los okupas, biología y sensatez frente a los delirios de la ideología de género, transición productiva acompasada con los avances de la técnica sin incurrir en los excesos producidos por la histeria climática, firmeza en la defensa de nuestras fronteras, una inmigración ordenada e integrada en nuestra sociedad, respeto a nuestro marco constitucional y arquitectura institucional y defensa desacomplejada de la unidad nacional y nuestro patrimonio cultural.
Esta docena larga de puntos -acompañados de algunos otros- son exigencias compartidas por millones de españoles que creen que la cordura y la sensatez están por encima de dogmatismos, partidismos y de etiquetas ideológicas. Son aspiraciones legítimas que requieren de un cauce de representación política. Estos puntos, junto con algunos otros, no tuvieron presencia parlamentaria clara hasta el nacimiento de Vox, pues quien hasta entonces se atribuía la defensa de algunos de ellos los dejó de lado cada vez que tuvo la ocasión de gobernar, incluso cuando gozó de mayorías absolutas. Es por ello que estas exigencias de millones de españoles necesitan de un instrumento político que las canalice y que, por mucho que algunos se empeñen, no pueden serlo por un partido que se avergüenza de pactar con los representantes políticos de quienes defienden esas propuestas.
Quienes han desatado la cacería contra Vox no entienden que, aunque este desapareciera –con la consiguiente pérdida de diversidad política– sus votos no irían más que en un porcentaje menor al Partido Popular y que los treinta y tres diputados de Vox tan solo se convertirían en quince o veinte diputados del PP, perdiéndose por el camino la mitad, que pasarían a engrosar al bloque de las izquierdas, lo que nos alejaría aún más de la posibilidad de echar a Pedro Sánchez y sus socios. Vox no resta al bloque constitucional, Vox suma, porque amplía la base electoral, porque moviliza a quien, de otra manera, jamás iría a votar al Partido Popular.
Sumario: Razones por las que el partido de Abascal debe seguir estando presente en el panorama político español
Destacado: La fuerza de Vox no está en su número de escaños, sino en la firmeza y la autenticidad de sus propuestas
Los recientes hechos son propicios para los titulares grandilocuentes, las frases lapidarias y los símiles traídos por los pelos por agoreros al servicio de intereses espurios. Pero Vox no es Ciudadanos, ni UPyD. Vox se asienta sobre firmes pilares que responden a la legítima aspiración de recobrar la cordura y el sentido común en la vida política española, unas aspiraciones que cuentan –es verdad– con mucho más apoyo social que respaldo electoral pero que, precisamente por ello, las oscilaciones que pueda sufrir no suponen un peligro para su continuidad. Porque responde a una necesidad, a un nicho electoral y sociológico.
La fuerza de Vox no está en su número de escaños, sino en la firmeza y la autenticidad de sus propuestas. De hecho, Vox ya ha conseguido que se aborden debates que siempre nos hurtaron, que se cuestionen los falsos consensos impuestos por el zurderío. Si no existiera Vox habría que inventarlo. Que los asturianos no se preocupen, que queda Vox para rato. Aquí estaremos –en la Junta General del Principado– Carolina, Sara, Gonzalo y un servidor dando la cara y ejerciendo la oposición al señor Barbón que el Partido Popular se niega a dar. ¡Larga vida a Vox!
Javier Jové
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