Picos o palas
Quisiera hacer dos consideraciones acerca del bochornoso zancajear errático ya bien conocido del señor Rubiales en estos días.
Primera consideración: si sus efusivos gestos de alegría fueron tan espontáneos, ¿por qué no picoteó asimismo a todas las demás jugadoras? ¿Acaso se le había pasado el entusiasmo tan rápido? (Recordemos que sin pudor alguno se acababa de llevar la mano furiosamente a la entrepierna.) ¿Habría hecho lo mismo con Iniesta en el otro Mundial de 2010? ¿Habría cargado también entonces a hombros con Casillas o con Puyol?
La segunda consideración me lleva a recordar otras justificaciones abyectas que se han pretendido defender frente a comportares profundamente reprobables: que en caso de violación la culpa siempre es de la mujer violada, por múltiples motivos. Que en los casos de las agresiones pedófilas la culpa siempre es de los niños. Que en caso de los asesinatos terroristas la culpa siempre se debió a las personas asesinadas, por múltiples razones también. Que en los crímenes nazis la culpa siempre fue de los judíos, de los gitanos, de los discapacitados. Etcétera. Hoy leo que ese tipejo pretende hacernos creer que la culpa de sus actuaciones es de Jennifer Hermoso. Claro. Si no hubiese sido seleccionada nada de esto habría ocurrido, por ejemplo.
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