Tus dos minutos de odio de hoy
Los filetes de laboratorio ya están aquí y podrían pasar a los menús de los restaurantes para que usted pueda darse el gustazo de saborearlos con deleite.
Sí, hombre, el último hallazgo de la FDA de EE UU es que esta carne cultivada es “segura”, y seguro es que los filetes de laboratorio pasarán a ser parte de los menús de los restaurantes.
El proceso de producción de este producto lleva unas cuatro semanas y, una vez a escala, la empresa israelí Aleph Farms, primera solicitante, espera cultivar miles de toneladas de carne de vacuno, de lo que se dice son filetes de “alta calidad, sabrosos y nutritivos”, a partir de una única colección de células.
Siéntese y espere un aluvión de eco-thrillers televisivos con noticias a favor de la carne falsa en las próximas fechas.
En Provacuno, organización internacional agroalimentaria de la carne de vacuno, no se andan con chiquitas y han sido claros y contundentes: “Esa carne de laboratorio es como si fuera un tumor. Una célula va proliferando hasta generar todo el bistec”.
Una de ciencia ficción en un excelente artículo de Bloomberg: “La carne cultivada en laboratorio está hecha de células cancerosas”.
¿Está preocupado? Pues no debería, porque Bloomberg, en el mismo artículo, matiza: “Toda la carne de laboratorio se cultiva como células tumorales inmortalizadas”. ¿Inmortalizadas?
Las células inmortalizadas son un elemento básico de la investigación médica, que lo sepa, pero técnicamente hablando son precancerosas y, en algunos casos, pueden ser completamente cancerosas.
Ah, bueno, me quedo más tranquilo.
Así que ¡hip, hip, hurra!, consumiremos células cancerosas “seguras”, cultivadas en laboratorio, y de postre una papilla genética de leche de cucaracha. ¡Toma!
Quizás a usted le depriman realmente todas esas cosas constantemente repetidas sobre la pandemia y el implacable discurso fatalista sobre el cambio climático; quizás le angustie pensar que el fentanilo zombifica a jóvenes erráticos sin futuro; quizás toda esa transfobia y el creciente costo de vida le lleven a contemplar la posibilidad de matarse a golpes con su ordenador portátil o arrancarse los genitales con su teléfono inteligente. Vale.
Puede emplear sus “dos minutos de odio” de hoy gritando contra los traidores, los negacionistas, los chanchullos políticos, los banqueros, los antivacunas, los ultraderechistas amantes de Rusia, los racistas, los “Rubiales”, los transfóbicos, los antisemitas... y los filetes de laboratorio. Se sentirá mucho mejor una vez que lo haya hecho.
Como alternativa saludable le propongo controlar su excitación, cerrar los ojos y flipar mientras escucha la pieza impagable de Gheorghe Zamfir interpretando “The Lonely Shepherd” con su ocarina. Pruébelo.
Le tocará la fibra sensible, desaparecerá el estrés, y no podrá evitar que alguna lágrima furtiva, presa de la emoción, descienda por su mejilla. Doy fe.
Saludos cordiales.
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