El beso que convirtieron en linchamiento
Algunos sois jóvenes, pero hubo un bombazo de canción en España que canturreaba todo el mundo: "Basta ya de tanta tontería. Hoy voy a ir al grano, te voy a meter mano...", y así muchas otras más. Era ficción (canciones), se veían películas del oeste, ficción también, ninguno se convirtió en pistolero por ello. Ustedes mezclan ficción con realidad.
Lo anterior demuestra que el paso del tiempo solo mejora la vida y la convivencia si la estupidez fuera la misma. Pero vemos que no, supera la racionalidad. Ustedes consideran con sus ojos y pensamientos que los demás en sus acciones tendrán los mismos instintos malignos que vuestra mente perversa y mal intencionada.
Lo curioso del tema es que el beso solo está mal si se lo da un hombre a una mujer, el resto de combinaciones posibles incluso hay que celebrarlo. No he visto una cosa más "nazi" en mi vida. Lo que indica que aquí el problema no es con Rubiales, lo tienen con todos los hombres. Estas líderes del feminismo actual, si las dejamos seguir mandando, convertirán la convivencia en su harén, viven muy bien a costa de convertir la sociedad en ofensa por todo. Ya muchas mujeres se dieron cuenta de que las tratan de menores de edad. Que no necesitan de niñatas para defenderlas de los miedos que ellas les tratan de impregnar en la mente. La mujer es muy capaz de todo sin usarla de vendetta contra los hombres, que son sus aliados para todo.
El linchamiento a ese hombre (el beso no esta bien, tocarse los huevos bueno, es un gesto impulsivo como diciendo por vuestros cojones ganastéis, tampoco tanto puritanismo es sano), ese linchamiento público y casi generalizado entre políticos que se dicen progresistas, en esto sí son progresistas, de la estupidez y la intransigencia, ya que de la decencia tendríamos que hablar mucho, largo y tendido con ese pactar con fugados, delincuentes y condenados... Ahí los medios ni mu. Luego tenemos a todas las ministras en funciones, medios de comunicación -a estos no les queda otra, estos sí están agarrados por los huevos por el poder establecido, viven horas bajas (a ver para cuándo se pone en marcha la ley de la Comisión Europea que ha iniciado el proceso para introducir regulaciones que salvaguarden la independencia de los medios de comunicación europeos en la UE y garanticen la libertad de prensa frente a injerencias políticas y conflicto de intereses); es clave para tener una prensa sana y creíble-. Apoyan este linchamiento otra serie de personajes y personajillos que se suman a caballo ganador siempre. Pero que de respetar las reglas básicas de la presunción de inocencia se olvidaron todos. Decía en un escrito anterior realizado por una abogada que el ajusticiamiento goza de notables ventajas: no precisa de conocimientos jurídicos, ni requiere aprobar una carrera o superar unas duras oposiciones.
Para erigirse en ajusticiador, basta con exhibir en medios o en redes sociales unos nobles sentimientos que estimamos agraviados por una acción u opinión que no iba dirigida a nosotros, sino a un tercero. Porque a los españoles nos encanta ofendernos y victimizarnos por persona interpuesta.
Para acabar diré que si ese beso es catalogado de violencia sexual, estaremos exagerando un poco mucho (lo repito, no me gustó ese beso, incluso menos que a la implicada en un primer momento), será socavar el Estado de Derecho y de libertades, no libertades a ir besando sin permiso, a que alguno en un arrebato de emoción y espontáneo pudiera caer en el error. Si logra ser declarado delito sexual, será apostar por la censura sin límite, no es broma, ya algunas personas dicen denunciar miradas lascivas, luego será miradas sin más, el caerte mal... En fin, un sinfín de incordio, intransigencia, incongruencia, inmadurez, sospecha, recelo, confrontación... No sigo, ustedes mismos.
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