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Mambís el criollo

28 de Agosto del 2023 - Fernando Vijande Fernández (Castropol)

El abuelo de mi amigo José estuvo en la guerra de Cuba y cuando regresó, aparte de un sable y una medalla de plata que le concedieron por defender La Habana de los insurrectos, trajo consigo un muñeco al que le puso de nombre Mambís.

Estando en casa de José subimos a la sala para conocerlo.

Mira, me dijo José, este es Mambís.

Hola Mambís. ¿Cómo estás?

Mambís no respondió, tenía los ojos saltones y fijos en nosotros y según nos fuimos moviendo nos siguió con la mirada. Su cara y cuerpo eran de color oscuro como si estuviera segando el trigo en verano con un “foucin”.

Mambís estaba sentado en la cama, vestido con unos pantalones azules cortos, una camisa de manga corta de color beis y un sombrero de paja.

Mambís no habla con la gente, alguna vez, cuando está solo dice cosas y se mueve de un sitio a otro, dijo José sin asustarse.

Bueno, alguna vez también canta, pero solamente cuando va morir alguien.

Y qué canciones canta, le pregunto yo. No, no, me respondió José, solo canta una que se llama “El manisero”, ya sabes aquella que dice: “Maní, manisero se va / manisero, se va / Caserita, no te acuestes, a dormir / Sin comerte un cucurucho de maní”.

Mambís se adelanta a la muerte y presiente a “la muyer del gadaño” cuando está rondando una casa.

El día que murió mi abuela, Mambís estuvo cantando “El manisero” el día antes desde las primeras horas del día.

Cuando bajamos de la sala sentimos decir a Mambís: “Me cago en diola, eivos coyer, quero caldo”. Siempre dice lo mismo me dijo José sin asustarse, pero, si le llevas el caldo, no te hace caso y al momento escuchas: “Me cago en diola, ta frío, eivos coyer”.

En casa de José estaban acostumbrados a la presencia de Mambís y a sus continuos cambios de carácter.

La madre de José le decía: “Sube a la sala y pregúntale si quiere algo”. Mambís se quedaba mirando fijamente a José, lo seguía con la mirada y no le contestaba y cuando bajaba la escalera se oía una voz que decía: “Me cago en diola, eivos coyer, quero caldo”.

El día 8 de septiembre teníamos la fiesta en el pueblo y Mambís desde la madrugada estuvo cantando “El manisero”. José y yo pensamos que Mambís estaría contento por tener fiesta, pero el repique de campanas que acompañaron a la procesión ese día se transformó en toques lentos de muerte al día siguiente.

José quedó huérfano de madre.

En la sala de arriba se oía la voz de Mambís que decía: “Me cago en diola, eivos coyer, quero caldo”.

¡En mi pueblo pasaban unas cosas!

Si alguien quiere tener a Mambís en su casa unos días, me lo decís y hablo con mi amigo José.

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