Desaparecidas
Día Internacional de las Víctimas de las Desapariciones Forzadas.
Si en su día se asociaba a una práctica habitual de las dictaduras militares, hoy en día se practican en otros tipos de conflictos internos. Existe jurisprudencia bastante reciente sobre el tema, y es de máxima actualidad en varios lugares del mundo, entre ellos en las corrientes migratorias y su trata represiva en fronteras y lugares de tránsito no seguro.
No hay circunstancias excepcionales tales como estado de guerra o amenaza de guerra, inestabilidad política interna o cualquier otra emergencia pública, puede ser invocada como justificación de la desaparición forzada.
En 1992 la ONU aprobaba su "declaración" sobre desapariciones forzadas.
En 2006 se establecía la "convención" sobre desapariciones forzadas.
En Colombia las cifras son extremadamente aberrantes, y sin duda las más altas de Latinoamérica con un estimado de entre 90.000 y 125.000 personas dadas por desaparecidas en el marco del conflicto: y en este día también este año se ha puesto lema de "La búsqueda no tiene fronteras".
Precisamente el Acuerdo de Paz de 2016 establecía y creaba una Unidad de Búsqueda, cuyos trabajos también empiezan a incluir a las víctimas en el exterior, en el exilio y diáspora.
En el marco de la llamada guerra española y la dictadura franquista, sin embargo, las cifras son todavía más abultadas: 114.266 personas desaparecidas, de las cuales solamente se han recuperado 11.000 esqueletos.
La desaparición forzada constituye un ultraje a la dignidad humana y un abuso especialmente cruel contra los derechos humanos, ya que da lugar a una violación continuada en tanto que la suerte o el paradero de la víctima no se han determinado. Además, constituye también una violación de los derechos de las familias y los seres queridos de la víctima, que a menudo tienen que esperar años para averiguar la verdad sobre la suerte corrida por la víctima.
Con frecuencia lleva aparejada la sustracción de menores a las víctimas, conocido en nuestro país como el caso de los "bebés robados" durante la dictadura franquista, y en Argentina y otros países ha dado origen a organizaciones de "abuelas" que logran encontrar a esas nietas y nietos muchos años después.
Las Madres de la Plaza de Mayo, y otras asociaciones de familiares de desaparecidos, han dado ejemplo mundial de lucha "contra la maldita impunidad" de las desapariciones forzadas, crimen de lesa humanidad.
Cada jueves, desde que empezaron esa búsqueda de sus hijos, siguen dando vuelta a la plaza de mayo, y este jueves 31 será la marcha número 2.368, de forma continuada durante 45 años.
Las Madres han estado varias veces en Asturias, se han reunido con autoridades, han apoyado las luchas cotidianas de las organizaciones locales y han animado, desde la fignidad de su dolor convertido en luchas, a persistir, ya que según ellas, "la única que se pierde es la que se abandona".
Las Madres de los Sábados, en Estambul, reivindican a sus hijos desaparecidos por el Estado de Turquía, desde hace 28 años todos los sábados a las 12.
Otras cifras del horror: De 90.000 a 61.637 en México. De 250.000 a un millón en Irak. 65.000 en Sri Lanka. 30.000 en Argentina. 45.000 en Guatemala. 15.000 en Perú. 20.000 en El Salvador. Entre 120.000 y 72.000 reporta el Movimiento de Migrantes Mesoamericanos en la frontera USA-México. 20.000 en Argelia. FEDEFAM (Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos) reporta para Latinoamérica-Caribe 250.000 desapariciones forzadas.
Desenterrar la Verdad.
Es un día para seguir exigiendo a los gobiernos: apoyar el derecho internacional que prohíbe las desapariciones forzadas; intensificar las búsquedas de personas desaparecidas forzadamente; considerar como responsables y castigar a los perpetradores de desapariciones forzadas, y proporcionar reparación adecuada a los familiares de las víctimas, incluidas, pero sin limitarse a, compensación monetaria, asistencia legal, atención médica y psicológica, y rehabilitación.
Verdad, justicia y reparación es la demanda universal de las víctimas en su día.
Contra ese terror de la desaparición forzada, memoria, justicia.
Cárcel a los genocidas.
Mucha más investigación para llegar a la verdad.
Y contársela a las generaciones nuevas.
Ni olvido ni perdón.
Vivos se los llevaron, vivos los queremos.
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