La vacuna contra el zoster
El herpes zoster es una enfermedad terrible que puede prevenirse fácilmente con la vacunación. Es terrible porque afecta a casi el 5% de la población mayor de 50 años, produce un gran sufrimiento (pregúntenle a cualquiera de sus conocidos que hayan sufrido "la culebrilla") y deja secuelas frecuentemente que pueden amargar el resto de la vida de quien lo ha sufrido.
Afortunadamente, existe un tratamiento eficaz, pero es caro y lento en actuar.
La situación cambió a mejor cuando se aprobó, en 2017, el uso de una nueva vacuna, destinada a los mayores de 50 años, que protege permanentemente a más el 90% de los que se la ponen y que no presenta, prácticamente, efectos secundarios.
En Asturias la vacuna se aplica a los que cada año cumplen los 65 años. Esa estrategia da esperanzas a los más jóvenes, pero resulta ser una discriminación en contra de los que teníamos más de 65 años cuando se implantó, ya que nos excluye totalmente.
La exclusión se agrava por dos razones adicionales: la vacuna es muy cara si se intenta obtener en una farmacia y no hay una política de aconsejar administrarla por parte de la Administración sanitaria.
Por eso, quiero apelar al buen sentido de dicha Administración y rogarles que hagan una estimación de los costes que suponen el absentismo laboral, los tratamientos y los ingresos hospitalarios que derivan del zoster. Sospecho que encontrarían muy beneficiosa la vacunación de toda la población a partir de los 50 años.
Entre tanto, se podría disponer la posibilidad de desgravar el coste de la vacuna de la declaración del Impuesto sobre el Rendimiento de las Personas Físicas en su parte autonómica y la gratuidad de su Administración en los centros de atención primaria. Posiblemente esas ayudas, además de aliviar el elevado coste de la vacuna, actuarían movilizando el interés de la población en un procedimiento que le ahorraría muchísimo sufrimiento.
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