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Cascos, como Fernando Alonso

18 de Diciembre del 2010 - José Manuel Fernández Arias (Las Regueras)

Nunca es aconsejable vender la piel del oso antes de darle caza, pero a pesar de las mil y una emboscadas políticas lanzadas durante los últimos meses contra Álvarez-Cascos, lideradas por el alcalde de Oviedo y dicho sea de paso todas ellas sin lograr el resultado apetecido, a día de hoy combinando una serie de datos muy significativos publicados en medios nacionales ajenos a los intereses de Gabino de Lorenzo, ya parece que ha llegado la hora de sacar una conclusión, uy, esa no es otra, como diría César, de que la suerte está echada. En la calle la expectación es enorme y a pasos agigantados la candidatura del ex vicepresidente del Gobierno Francisco Álvarez-Cascos se abre paso cada día con mayor nitidez y cada día se siente más próxima.

Por una vez, lo que mal empezó, todo indica que va a terminar de una forma razonable y lógica. Me explicaré, y a buen seguro que se me va a entender. En la vida es absolutamente lícito que cada cual defienda las posturas que crea convenientes para sus intereses, en este caso para los de una formación política, pero si para ello se parte de la base de que sólo uno decide y que los demás se callan, convengamos todos en que mal empezamos. Hagamos un símil. No se puede plantear ninguna competición seria, diciendo de partida que el dueño del balón –más bien en este caso el que suplanta al dueño del balón en el PP regional– que va a ser a su vez el que imponga las reglas de juego y que, además, exige ser el árbitro. Hay que admitir que es un argumento muy de chigre, pero es un chascarrillo que define con bastante precisión la realidad de lo que viene ocurriendo en el Partido Popular de Asturias. Esa es inequívocamente la postura mantenida desde hace meses por quien lidera el banderín de enganche de la oposición frontal a la candidatura de Cascos.

Es preciso igualmente recordar que todo este folletín por entregas, que ya dura cuatro largos meses, empezó aquella desdichada noche del pasado mes de julio en la que el mandatario ovetense, dando un giro de ciento ochenta grados sobre su propia postura anterior, reunió (o dijo reunir, vayan ustedes a saber) a los que se dieron en llamar «cúpula regional». En dicho cónclave, en el que incluso según parece se llegó a falsificar una firma, el dueño del balón acordó consigo mismo que vetaba a Cascos. Y digo que acordó consigo mismo porque de no ser así, ¿qué es lo que «pintaban» allí los que aceptaron aquel documento irregular?, ¿es que nadie se percató de que el número de firmas no coincidía con el número de asistentes? Es agua pasada, pero es un hecho que merece la pena recordar y sacar de nuevo a colación por su extrema gravedad. Fue el punto de partida de una alocada carrera de dislates, léase comida de la terna, comida de la candidata, tengo una corazonada, etcétera.

Con estos antecedentes, tal y como llegaron a ponerse las cosas allá por septiembre y octubre, ¿se imagina alguien el escándalo mediático que habría montado quien «de facto» se ha autoproclamado valido del PP asturiano si quien hubiera tenido el más mínimo desliz hubiera sido Álvarez-Cascos? Señor De Lorenzo, nada personal contra nadie, pero la sociedad asturiana, a la que no represento, pero a la que un día sí y otro también escucho en la calle, no admite que nos lleve a todos directa y descaradamente a la derrota, sólo por preservar sus hasta ahora inconfesados, por no explicados, intereses políticos particulares y los de un grupo de inmovilistas que le siguen ciegamente, entre ellos los doce presidentes de juntas gestoras locales puestos a dedo y que obviamente ¡faltaría más!, son la voz de su amo. Luego, de las juntas que dicen que les siguen descuenten doce. Esos no pueden computar, no confundan, díganlo claramente. No hagan trampas al solitario.

Por otra parte, los avales que tendrían que presentar, y que lógicamente se callan, no dejan lugar a duda alguna. Tienen a la sociedad asturiana en contra, excepto a nuestros adversarios naturales, en contra y cabreada; tienen a diez de los doce alcaldes en contra; tienen unos números acumulados que presentar a los potenciales votantes escandalosos (12 alcaldías en 78 municipios), y tienen en su debe el haber perdido todas las elecciones autonómicas y generales a las que se han presentado. Ya sólo nos resta perder Oviedo y que a partir de ese momento se decida el cierre de la delegación del PP de Asturias. En ese supuesto, que no deseo que ocurra, con habilitar un local para una oficina delegada en una autonomía limítrofe sería más que suficiente. En las empresas, cuando una delegación no vende, se cierra y lleva la zona un comercial desde la factoría central.

Concluyamos en que se miren por donde se miren los datos actuales del PP de Asturias no se sostienen. Son de negocio en liquidación por cierre inminente, pero aun así se intenta hacer comulgar a afiliados y votantes con ruedas de molino, distraer la atención con señuelos inconsistentes y hasta con corazonadas –elevadas lamentablemente al rango de noticia– pero esta vez me temo que ya no cuela. No vale cualquiera, sin ánimo peyorativo hacia nadie, para candidato, teniendo disponible a un crack de la política y del buen hacer en política avalado con hechos y no con palabras. De él aún destacó esta semana el ex presidente Aznar, textualmente: su capacidad, su entrega, su entusiasmo y su competencia, ahí es nada. Comparar a Cascos con el espontáneo/a de turno es como comparar a Alonso con el campeón regional de rallies, no se concibe y el pueblo es consciente de ello.

Bien, pues eso es lo que no parece importarles a quienes aparentemente sólo miran o por sus intereses o a su propio ombligo. Nadie les pide que logren la cuadratura del círculo pero lo de renovar por renovar no deja de ser una milonga para marear la perdiz, la cuestión está en actuar con pragmatismo, en jugar para ganar elecciones y para eso hay que poner el timón en manos de un piloto que infunda confianza, que genere ilusión, un piloto de valía probada, experimentado y curtido en mil batallas. Renovar, en definitiva, con alguien que ofrezca garantías. Basta ya de ensayos fallidos, con ZP tenemos el cupo servido para décadas. No caigamos una y mil veces en el mismo error. Cascos es a día de hoy el único candidato en todo el espectro político asturiano que tiene posibilidades ciertas de ganar, y ya veremos, si eso ocurriera y en función de lo que se encuentre, si de enderezar el rumbo de esta región, que esa ya es una misión de mucho más calado.

José Manuel Fernández Arias, portavoz del PP de Las Regueras

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